La derecha griega busca revalidar su victoria entre la indiferencia general
Como sucede en otros países que este fin de semana están llamados a votar en las elecciones al Parlamento Europeo, también en Grecia la indiferencia ante la convocatoria es la nota dominante. Ni se habla en la calle de los 25 europarlamentarios que se deben elegir ni los inminentes comicios son portada de los telediarios o de la prensa. Se sabe que la mayoría de los griegos piensa acudir a las urnas (un 85%, según algunas encuestas), pero que una buena parte (el 45%) no ha decidido aún a quién votará.
El 7 de marzo, los griegos decidieron poner fin a dos décadas de Gobierno de los socia...
Como sucede en otros países que este fin de semana están llamados a votar en las elecciones al Parlamento Europeo, también en Grecia la indiferencia ante la convocatoria es la nota dominante. Ni se habla en la calle de los 25 europarlamentarios que se deben elegir ni los inminentes comicios son portada de los telediarios o de la prensa. Se sabe que la mayoría de los griegos piensa acudir a las urnas (un 85%, según algunas encuestas), pero que una buena parte (el 45%) no ha decidido aún a quién votará.
El 7 de marzo, los griegos decidieron poner fin a dos décadas de Gobierno de los socialistas del Pasok y convertir a Costas Karamanlís, líder de los conservadores de Nueva Democracia, en su nuevo primer ministro. Entonces, el interés era máximo y las elecciones, el principal asunto de conversación. Tres meses después de la derrota del Pasok, los conservadores siguen dominando la escena política.Entre otras cosas, porque el Gobierno se ha encargado de gobernar lo menos posible para asegurarse así el ser refrendado en estas elecciones. Astutamente, el Ejecutivo de Karamanlís ha puesto los Juegos Olímpicos de agosto en el centro de su acción política y se ha propuesto no tomar ningúna otra decisión que pudiera ser objeto de castigo electoral. Deseaba cerrar los 100 días de Gobierno con el mismo entusiasmo que generó su elección y parece haberlo conseguido, pese a que una encuesta publicada por el diario Ethnos asegura que casi un 20% de los griegos se muestran ya descontentos con la política económica esbozada por los conservadores.
En medio de ese clima y consciente de que las elecciones europeas refrendarán el poder de Karamanlís y los suyos, Yorgos Papandreu, al frente del Pasosk, intenta reafirmar un liderazgo cuestionado por no pocos dentro y fuera de su partido. Las diferencias que mantiene con Evangelos Venizelos, número dos del partido, y su decisión de apartar a la vieja guardia de la primera línea y colocar nuevas caras poco conocidas -un número considerable de los elegidos por Papandreu provienen de ONG- no han despertado el entusiasmo ni siquiera de su electorado. La cosa pinta tan fácil para Nueva Democracia -todas las encuestas anuncian una reedición de los resultados de marzo-, que Karamanlís ha renunciado a una posible victoria en un cara a cara con Papandreu y defenderá su ventaja en un debate con los líderes de los principales partidos políticos.
Así las cosas, los comunistas (KKE) y la Coalición de Izquierdas (Synaspismos) esperan, como manda la tradición, mejorar sus resultados nacionales en estos comicios europeos.