Crítica:LOS LIBROS DE LA FERIA

Doble identidad, doble obediencia

Jhumpa Lahiri (Londres, 1967) ganó en 2000 el Premio Pulitzer por los relatos de Intérprete de emociones (Del Bronce), basada en la escisión íntima de personajes que pertenecen a la vez a la cultura de la India y de Estados Unidos. El buen nombre, su primera novela, sale también de ese universo. A su protagonista, cuando nace, la familia le llama Gógol desde luego en homenaje al escritor ruso, pero también en cumplimiento de la tradición de poner un nombre "daknam" al bebé, para uso exclusivo de las personas más allegadas, y además un "bhalonam" que sirva de identificación en el ...

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Jhumpa Lahiri (Londres, 1967) ganó en 2000 el Premio Pulitzer por los relatos de Intérprete de emociones (Del Bronce), basada en la escisión íntima de personajes que pertenecen a la vez a la cultura de la India y de Estados Unidos. El buen nombre, su primera novela, sale también de ese universo. A su protagonista, cuando nace, la familia le llama Gógol desde luego en homenaje al escritor ruso, pero también en cumplimiento de la tradición de poner un nombre "daknam" al bebé, para uso exclusivo de las personas más allegadas, y además un "bhalonam" que sirva de identificación en el mundo exterior. Gógol experimentará, y ése es el núcleo de una novela de prosa objetiva, un irresistible desasosiego ante ese nombre cariñoso que le ata a la Calcuta de sus padres, a la que él, nacido y criado en Estados Unidos, se resiste a pertenecer. Doble identidad, doble obediencia, múltiples embrollos para quienes hoy juegan a partir de reglas definidas desde la noche de los tiempos: "Cuando sólo tenía cinco años, sus familiares le preguntaron si se iba a casar con sari rojo o con vestido blanco. Aunque se negó a responder, sabía muy bien cuál era, según ellos, la respuesta correcta". Ante situaciones así, se aprovecha cualquier resquicio de escape: "Sumergirse en una tercera cultura había sido su refugio; en vez de a lo estadounidense o a lo indio, se acercaba a lo francés sin culpa, sin recelos, sin expectativas de ningún tipo. Era más fácil dar la espalda a los dos países que podían reclamarle algo y abrazar otro que no le pedía nada a cambio". (Nota perpleja: el título original, Namesake, es más adecuado a lo que se narra: hace referencia al nombre familiar que se hereda y a otras duplicidades; hablar de "buen nombre" sigue aludiendo, en España, a la "buena fama". Mala suerte de nuevo: "Intérprete de enfermedades" se tradujo como "intérprete de emociones").

EL BUEN NOMBRE

Jhumpa Lahiri

Traducción de Juanjo Estrella Emecé.

arcelona, 2004

298 páginas. 19 euros

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