Entrevista:DIEGO FERNÁNDEZ PRIETO | Responsable del programa de cartografía urbana de la ESA | Futuro

"Queremos que los satélites sirvan directamente al ciudadano"

L a observación de la Tierra desde el espacio ofrece unas posibilidades inmensas de aplicaciones que apenas empiezan a concretarse. Por ello, la Agencia Europea del Espacio (ESA) ha puesto en marcha un programa dedicado al seguimiento global para el medio ambiente y la seguridad, usando la información que proporcionan los satélites de teledetección. El programa se llama GMES (Global Monitoring for Environment and Security) y forman parte del mismo proyectos que abarcan desde la vigilancia de bosques a los riesgos de contaminación o de incendios, las operaciones marinas y el control de hielos. ...

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L a observación de la Tierra desde el espacio ofrece unas posibilidades inmensas de aplicaciones que apenas empiezan a concretarse. Por ello, la Agencia Europea del Espacio (ESA) ha puesto en marcha un programa dedicado al seguimiento global para el medio ambiente y la seguridad, usando la información que proporcionan los satélites de teledetección. El programa se llama GMES (Global Monitoring for Environment and Security) y forman parte del mismo proyectos que abarcan desde la vigilancia de bosques a los riesgos de contaminación o de incendios, las operaciones marinas y el control de hielos. Uno de esos proyectos se dedica al medio ambiente urbano, y su responsable técnico es el físico español Diego Fernández Prieto, que trabaja en el centro ESRIN, de la ESA, en Italia. La empresa que lidera el desarrollo de este proyecto es la española Indra, cuyas instalaciones en Madrid ha visitado recientemente Fernández Prieto.

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Pregunta. ¿En qué consiste el programa GMES?

Respuesta. Es una iniciativa conjunta de la ESA y de la Comisión Europea para que Europa tenga una capacidad independiente de controlar el medio ambiente y la seguridad de los ciudadanos. La fecha de referencia es 2008 y abarca varios proyectos, 12 de ellos, desarrollados por la ESA con una financiación total de 83,5 millones de Euros, de los que España aporta 3,3 millones, y otros por la comisión.

P. ¿En qué fase está?

R. Estamos terminando la fase de consolidación. Lo primero es conocer las necesidades de los usuarios potenciales: qué información geográfica necesitan para hacer el seguimiento del medio ambiente, del territorio, protección civil, etcétera. El programa está centrado en dar respuesta a las políticas europeas en este ámbito, por ejemplo las relacionadas con el uso del suelo, los bosques, el cumplimiento del Protocolo de Kioto... y quienes precisan esos datos son las instituciones, tanto regionales o nacionales, como locales en el caso de las ciudades.

P. ¿Puede poner algún ejemplo del tipo de información que se quiere recoger?

R. Se está desarrollando una directiva europea sobre el medio ambiente urbano y habrá unos requisitos sobre la información que tendrán que tener los municipios: cómo crece la ciudad, su relación con las zonas naturales, la calidad del aire, el transporte... Se intenta desarrollar las ciudades de manera sostenible y hace falta que en la planificación sea clave el medio ambiente.

P. ¿Y del proyecto concreto de cartografía urbana?

R. Se puede obtener mucha información de los satélites, que se clasifica en cuatro sectores: el uso del suelo y cómo cambia, ya que los satélites pueden hacer un seguimiento continuado de zonas muy amplias; identificación de áreas urbanas y usos ilegales del suelo; medio ambiente propio de las ciudades, como zonas verdes, asfalto y áreas de transición; y la componente regional de todos estos aspectos.

P. ¿Todo ello se basa en los satélites de observación de la Tierra de la ESA, es decir los dos ERS y el Envisat?

R. No sólo los de la ESA, también utilizamos satélites de otras agencias (de la NASA, por ejemplo) o comerciales, con toda la capacidad que brinda la tecnología. Se han venido usando los satélites sobre todo para investigación en ciencias de la Tierra y ahora queremos que sirvan directamente al ciudadano. Envisat tiene capacidad para tomar desde datos atmosféricos hasta batimetría oceánica, desde el aire hasta las aguas submarinas.

P. ¿Qué resolución puede tener esta información?

R. Esto se enfoca desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, hicimos un proyecto con WWF en Italia con datos de satélite, no para ver directamente las construcciones ilegales en las costas, sino para identificar las grandes áreas de riesgo, para luego ir a los sitios concretos y hacer el control in situ. Para esto valen satélites de mediana resolución, de unos 30 metros. Pero hay equipos comerciales con resolución de 60 centímetros y con ellos se pueden ver muchos detalles.

P. ¿Y la información de teledetección se combina con la de medios en Tierra?

R. Sí, por ejemplo puede ser foto aérea, o información de las estaciones que hay para medir datos de la calidad del aire....

P. La teledetección puede levantar suspicacias en países que no acceden a esta tecnología y temen que otros adquieran datos estratégicos de sus territorios.

R. En la ESA hacemos todo lo posible para que esto no suceda porque es importante que toda esta información, sobre todo la de medio ambiente, que nos afecta a todos, sea disponible también para todos. Siempre ponemos a disposición de los países en vías de desarrollo los datos tomados con satélites mediante iniciativas conjuntas.

Teledetección para dirigir el urbanismo

Dada su experiencia en desarrollos de aplicaciones de teledetección, no es extraño que la empresa española Indra ganase la dirección del proyecto de cartografía urbana de GMES en la convocatoria de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Los responsables del área en la empresa muestran, por ejemplo, una aplicación de este tipo de cartografía avanzada en Lanzarote, que responde a la necesidad del Cabildo de hacer el seguimiento del crecimiento urbano y su impacto sobre las zonas protegidas. Gracias a la imágenes de los satélites de observación de la Tierra -Indra utiliza, por ejemplo el Spot francés, de resolución de 2,5 metros- e información complementaria, se han confeccionado mapas históricos de ocupación del suelo en la isla canaria a partir de 1987, mostrando el efecto del urbanismo y su evolución. En uno de los mapas se detallan incluso establecimiento hoteleros, como resultado de la combinación de los datos documentales e información recabada in situ, con las fotografías de satélite.

Pero estas técnicas, explican los expertos de Indra, se pueden aplicar a usos muy variados, desde la detección de zonas susceptibles de sufrir contaminación acústica hasta la identificación de zonas urbanas degradadas, o el análisis de impermeabilización de la eficiencia energética de edificios por termografía.

La gama de usuarios es muy amplia, ya que municipios, provincias y regiones necesitan esta información detallada sobre el territorio para orientar el desarrollo y verificar que se cumplen las pautas de protección del medio ambiente, a escala nacional e internacional. En el proyecto de cartografía urbana de GMES liderado por Indra, participan empresas e instituciones de Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Holanda y el Reino Unido, así como organismos europeos e internacionales, con la colaboración, en España, hasta el momento, del Cabildo de Lanzarote, la Junta de Andalucía y el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria-Gasteiz.

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