OPINIÓN DEL LECTOR

Parquímetros en Lavapiés

Hago verdaderos milagros para poder entender la gestión del Ayuntamiento de Madrid, y cada mañana, cuando me levanto, lo comprendo menos. Vivo en Lavapiés. Una mañana, por sorpresa, paseando al perro, me encontré todo el barrio lleno de champiñones, llamados también parquímetros.

Por ahora sólo están instaladas las bases. No se nos informó de tal evento a los aquí residentes, sólo cuando ya estaban instalados, y las líneas verdes y azules, pintadas. Mi primer pensamiento fue: "Fíjate, ya nos parecemos al barrio de Salamanca". Pero no, no tenemos nada que ver. Aquí no hay otra opc...

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Hago verdaderos milagros para poder entender la gestión del Ayuntamiento de Madrid, y cada mañana, cuando me levanto, lo comprendo menos. Vivo en Lavapiés. Una mañana, por sorpresa, paseando al perro, me encontré todo el barrio lleno de champiñones, llamados también parquímetros.

Por ahora sólo están instaladas las bases. No se nos informó de tal evento a los aquí residentes, sólo cuando ya estaban instalados, y las líneas verdes y azules, pintadas. Mi primer pensamiento fue: "Fíjate, ya nos parecemos al barrio de Salamanca". Pero no, no tenemos nada que ver. Aquí no hay otra opción, porque no se nos ha dotado de plazas de estacionamiento subterráneo. Hay uno en proyecto en el parque de Cabestreros, pero sin edificar aún.

Así que sólo tenemos la opción de pagar al Ayuntamiento. Pero eso no es lo peor. Las calles ahora pintadas de colores maravillosos están llenas de socavones, aceras levantadas, adoquines sueltos, baches, etcétera. Hay líneas pintadas según el relieve. Y aun así, lo venden con el lema de Por la movilidad.

Señores, aquí nunca habrá movilidad. Seguiremos aguantando pitidos y bocinazos, porque el problema no es el aparcamiento; el problema es el polígono industrial de tiendas al por mayor que tenemos instalado en pleno centro. Ése es el problema de fondo y que, parece ser, nadie ve.

Ahora, con la nueva decisión del Ayuntamiento, me siento aislada en mi barrio. Mis amigos ya no pueden venir a visitarme, o tal vez sí, pero sólo durante una hora. Esos amigos cargados con el cochecito del niño, la bolsa con el biberón y los pañales. No, porque no hay aparcamientos públicos y no todos tienen que visitar en fin de semana, no todos libramos sábados y domingos.

Y todavía estamos en la creencia de que el Ayuntamiento de Madrid ha bajado los impuestos. Señores, lo que no entra por un lado ha de entrar por otro. La tarjeta anual de residente cuesta 22,40 euros; si empezamos a multiplicar, dará un poco de escalofríos. Han eliminado el IAE, pero se van a embolsar mucho más con los champiñones.

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En Lavapiés no queremos como prioridad que nos faciliten la movilidad. Queremos un barrio limpio, libre de cartones y plásticos. Queremos que nos libren de los botellones. Queremos más seguridad. ¿Qué hacemos con los parquímetros? Seguiremos con contaminación acústica provocada por la carga y descarga en las tiendas al por mayor.

Aquí no hay posibilidad de la doble fila como en el barrio de Salamanca. Paran en mitad de las calles estrechas de un barrio antiguo como es Lavapiés.

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