Las dudas de los socios de gobierno de Ibarretxe

La nueva situación creada por la victoria electoral del PSOE, algunos pasos unilaterales dados por el PNV y el intercambio de intenciones de diálogo y normalización de relaciones que realizan peneuvistas y socialistas han levantado los recelos de los socios en el Gobierno vasco, sobre todo en EA. En este partido va cuajando la sospecha de que el PNV pueda estar preparando el terreno a una "voladura controlada" del pacto tripartito (PNV-EA-IU), incluida la coalición electoral nacionalista (PNV-EA) que les dio tan amplia victoria en 2001. Aunque tampoco en sus propias filas está claro el interés...

La nueva situación creada por la victoria electoral del PSOE, algunos pasos unilaterales dados por el PNV y el intercambio de intenciones de diálogo y normalización de relaciones que realizan peneuvistas y socialistas han levantado los recelos de los socios en el Gobierno vasco, sobre todo en EA. En este partido va cuajando la sospecha de que el PNV pueda estar preparando el terreno a una "voladura controlada" del pacto tripartito (PNV-EA-IU), incluida la coalición electoral nacionalista (PNV-EA) que les dio tan amplia victoria en 2001. Aunque tampoco en sus propias filas está claro el interés en repetirla.

"¿Para qué queremos 600.000 votos si con 400.000 podemos gobernar en todas partes, incluido el Ayuntamiento de Vitoria?", se asegura que se ha oído decir en alguno de los debates habidos en las agrupaciones locales peneuvistas para elegir la dirección regional de Vizcaya. Ese cálculo, se afirma en EA, no puede tener otra motivación que el interés de algunos sectores peneuvistas de explorar una nueva coalición con el PSE-EE, como la que presidió la política vasca desde 1987 hasta 1998.

En EA no se descarta lanzarse a jugar en Euskadi el papel de ERC en Cataluña

Los recelos alcanzaron su cenit con la propuesta para designar al nuevo Defensor del Pueblo vasco (Ararteko), que a principios de abril el PNV realizó antes al PSE que a sus socios en el Gobierno. Ëstos reaccionaron abortando el nombramiento y declararon "candidato quemado" al abogado guipuzcoano Íñigo Lamarca. EA no tiene la menor intención de reconsiderar esa posición, aseguran, un mes después, miembros de su ejecutiva. Con esa actuación, tanto EA como IU se sintieron ignorados por sus socios de gobierno y el malestar alcanzó tal nivel que el propio lehendakari, Juan José Ibarretxe, tuvo que salir públicamente a tranquilizar a ambos partidos por el procedimiento de proclamar el carácter "estratégico" de la alianza tripartita, prometiéndole vida más allá de las próximas elecciones autonómicas. "Es un instrumento imprescindible de futuro", proclamó solemnemente en el mitin celebrado por el PNV el 11 de abril con motivo del Aberri Eguna (Día de la Patria vasca). El presidente peneuvista, Josu Jon Imaz, ratificó su pronunciamiento al afirmar en una entrevista: "Apostamos por el tripartito como eje básico para los próximos tiempos".

Pero a pesar de las dificultades objetivas de un entendimiento del PNV con los socialistas en las actuales circunstancias -el plan Ibarretxe-, en EA no las tienen todas consigo, ni siquiera con la garantía de la palabra del lehendakari. "No tenemos la menor duda sobre él y sobre que esa es su preferencia personal, pero en el PNV soplan otros vientos", dicen en el partido de Begoña Errazti. "Es evidente que en Vizcaya la mayoría que gobierna el PNV quiere pactar con el PSE y resolver de un plumazo la gobernabilidad del conjunto de las instituciones autonómicas, forales y locales", aseguran. "Están hablando, nos consta", afirman sin poder dar detalles.

Las mismas fuentes dudan de que al PNV le interese en 2005 concurrir a las elecciones en coalición con EA, pero lo cierto es que tampoco este partido hace una apuesta por repetir la fórmula: gran parte de las personas que cuentan en esta formación piensan que la redistribución del voto nacionalista hace también aconsejable para ellos una posición de libertad de movimientos que le permita competir y convertirse en la fuerza de referencia en el espacio al que ya no llega el PNV: el del independentismo pacífico, donde están también Aralar y los restos no organizados de la ilegalizada Batasuna. Y no descartan la posibilidad de lanzarse a jugar en Euskadi el papel de ERC en Cataluña, para intentar ser un día alternativa al PNV

En Izquierda Unida-Ezker Batua se encienden también las alertas ante la hipotética preparación del terreno para un eventual cambio de alianzas tras las elecciones autonómicas del próximo año. En este caso, la desconfianza viene dada por el convencimiento de que, "si los socialistas entran por una puerta, lo primero que van a exigirle al PNV es que nosotros salgamos por la otra", señala un dirigente de la formación de Javier Madrazo. Una situación que quizá no tendría ahora por qué darse de ese modo, habida cuenta de la relación preferente que el PSOE y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero piensan dispensar a IU en el Congreso, pese a que su representación es más exigua que nunca, con sólo cinco diputados.

Ambos partidos albergan otro temor en lo casi inmediato: la rentabilización política del plan Ibarretxe, por más que sea un proyecto del Gobierno en su conjunto, la va a hacer el PNV. Ante esa evidencia, EA se apresta a convertirse en la guardiana de sus esencias soberanistas y prodiga la alarma de que el PNV puede rebajarlo, mientras en la dirección de IU hay voces que dudan incluso de que lleguen, una vez concluido su debate, a votarlo afirmativamente en el Parlamento vasco. Porque lo que esa formación va a vender en las elecciones autonómicas es "nuestro proyecto de federalismo de libre adhesión" y no cabe esperar que el proyecto que salga del Parlamento incorpore los suficientes elementos de la propuesta de IU como para que la federación de izquierdas pueda considerar el resultado como enteramente suyo.