Tribuna:MUJERES EN EL PODER | ¿Tienen que gobernar de otro modo las mujeres?

Lo interesante es la diferencia

No es lo mismo un Gobierno con mayoría masculina que femenina. No es igual que éstas sean socialistas que conservadoras. Ni ostentar un cargo, para desde él transformar la sociedad, que ser poderoso. Y hoy, en Andalucía, nos gobiernan mayoritariamente mujeres y, las demás, estamos esperanzadas y expectantes.

Hasta ahora la representación femenina en los órganos de decisión ha sido minoritaria y, por tanto, no se podía apreciar la feminización de la política. Eran minoría, a veces muy minoritarias, y se hacía difícil visualizarlas y visualizar su gestión. También debía ser difícil tratar...

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No es lo mismo un Gobierno con mayoría masculina que femenina. No es igual que éstas sean socialistas que conservadoras. Ni ostentar un cargo, para desde él transformar la sociedad, que ser poderoso. Y hoy, en Andalucía, nos gobiernan mayoritariamente mujeres y, las demás, estamos esperanzadas y expectantes.

Hasta ahora la representación femenina en los órganos de decisión ha sido minoritaria y, por tanto, no se podía apreciar la feminización de la política. Eran minoría, a veces muy minoritarias, y se hacía difícil visualizarlas y visualizar su gestión. También debía ser difícil tratar de convencer a la mayoría con otra visión diferente y enriquecedora de gestionar la cuestión pública. Y seguramente muchas veces ni siquiera se atreverían a hablar de bondad, sencillez o felicidad por miedo a ser ridiculizadas por algunos hombres. Pero ya, cada vez con más frecuencia, las mujeres no tememos manifestarnos como somos y sentimos y, además, sin miedo a que se nos ridiculice. Se ha comprendido que lo interesante es la diferencia que podemos aportar. Y lo están entendiendo y aplicando los hombres inteligentes que cada vez son más y más cómplices con nosotras. Ahora, muchas mujeres esperamos demostrar que, efectivamente, las mujeres gobernamos de otra forma. Que aportamos conceptos diferentes en la priorización y resolución de problemas.

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Sin embargo, aun compartiendo algunos valores femeninos, no es lo mismo que gobiernen mujeres socialistas que conservadoras. Estas últimas defienden los intereses masculinos de su clase social. Lo realmente importante era lo que hacían los hombres, ellas no hacían nada, y eso hace que imiten a los hombres y defiendan los poderes económicos, la competencia salvaje, y el sálvese quien pueda. Y no voy a hablar de ellas porque me resulta muy difícil comprender como se puede ser mujer y conservadora. Y porque muchas de las características de la mayoría de las mujeres, las conservadoras de cuna no las han desarrollado y las de adopción, las han olvidado junto con su origen. Han vivido en otro mundo. Por tanto, trataré de explicar la riqueza que las consejeras del Gobierno andaluz, en las que nos sentimos representadas la mayoría de las mujeres, pueden aportar para mejorar la vida de las ciudadanas y ciudadanos.

Nosotras, por tradición, resolvemos los problemas y priorizamos las necesidades de otra manera. Se nos vino educando para que considerásemos que ser felices era hacer felices a los demás. Tratar de lograr esa felicidad ha supuesto desarrollar una capacidad incansable, porque somos incansables, adquirida a través de siglos y siglos de experiencia, para lograr y mantener el sosiego en nuestro entorno. Esto nos ha convertido en grandes mediadoras y negociadoras. Desarrollar la empatía, administrar haciendo de lo imposible posible, priorizar lo esencial de lo superfluo y comprender que la suma de pequeñas cosas son las que nos facilitan la vida, o las que nos la amarga, han sido otros aprendizajes. Conocimientos y herramientas indispensables cuando se trata de trabajar en beneficio de la ciudadania, a favor de las personas. Y además, no nos gusta el poder. No nos gusta ni su uso, ni su abuso. Seguramente porque lo hemos sufrido y padecido. El poder casi siempre se impone mediante el miedo o la represión. No lo queremos, no ese poder. Queremos acceder a puestos de responsabilidad para participar en la construción de un futuro más igualitario, más justo y más solidario. Transformar la violencia en convivencia y la intransigencia en respeto. Convencer no imponer. Queremos sumar nuestras capacidades y valores femeninos al duro mundo masculino. Y es lo que esperamos que aporten las mujeres que forman parte del Gobierno andaluz. Les pedimos que gobiernen como son ellas y con sus propios criterios. Y, por último, como comparto los deseos de bondad, manifestados por la presidenta del Parlamento Andaluz en su discurso de toma de posesión, y ésta se consideraba indispensable en las mujeres y poco deseable en los hombres y por tanto es femenina os pido, os pedimos: impregnad la política y a toda la sociedad de bondad que buena falta nos hace.

Alicia Vañó es presidenta de Mujeres Progresistas de Andalucía.

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