El Barça deja malherido al Madrid

El mejor equipo de la segunda vuelta también ganó en Chamartín, en el gran clásico del fútbol español. El Barça, al que ni siquiera le hizo falta un fútbol de peso, aguantó como pudo varios arreones del Madrid, que estuvo 70 minutos más cerca del gol que los azulgrana. Tras la expulsión de Figo, el Barça dio un paso adelante y fulminó a su eterno rival con goles de Kluivert y Xavi. Dos acciones que retrataron las penurias defensivas del Madrid, que en ambas jugadas se vio superado por la segunda línea rival. De nada le sirvió al Madrid el tanto inicial de Solari. Con Figo castigado, Rijkaard c...

El mejor equipo de la segunda vuelta también ganó en Chamartín, en el gran clásico del fútbol español. El Barça, al que ni siquiera le hizo falta un fútbol de peso, aguantó como pudo varios arreones del Madrid, que estuvo 70 minutos más cerca del gol que los azulgrana. Tras la expulsión de Figo, el Barça dio un paso adelante y fulminó a su eterno rival con goles de Kluivert y Xavi. Dos acciones que retrataron las penurias defensivas del Madrid, que en ambas jugadas se vio superado por la segunda línea rival. De nada le sirvió al Madrid el tanto inicial de Solari. Con Figo castigado, Rijkaard centró la posición de Ronaldinho y enchufó al partido a Kluivert. Uno y otro tumbaron al Madrid, que corrió como nunca y terminó reventado, sometido por el Barça.

En un duelo más intenso que estético, el Madrid, corto de juego desde hace tiempo, se remangó lo suficiente para mantener firme al Barça, paliducho durante buena parte del encuentro. Con Figo, Solari y Cambiasso al remo, el equipo local tuvo a los azulgrana al borde del precipicio en varios momentos del partido. Entre Víctor Valdés -se ganó con creces el jornal-, el morro de Puyol y un poste, el Barça pudo mantenerse en pie hasta que Figo planchó de mala manera a Puyol. Sin el portugués, que rajó de lo lindo contra el árbitro -al que tildó de "prepotente" y "malintencionado"-, el Madrid se desfondó. Ronaldinho, invisible hasta entonces, esposado a la orilla izquierda por el dibujo de su técnico, adivinó la situación y mostró sus galones. A su lado, Kluivert, muchos cuerpos por encima del intrascendente Saviola, puso a la defensa de Carlos Queiroz en un estado febril que no había padecido hasta entonces. Sobre todo a Roberto Carlos y a Raúl Bravo, poco aplicados en los dos tantos del Barça, en los que hicieron de parvularios mientras sus compañeros daban un paso adelante. Otra prueba de que el Madrid necesita defensas con mayúsculas. Prueba también de que Kluivert es un futbolista de alto rango, por más que en el universo blaugrana se le discuta.

La victoria concede definitivamente una plaza en la Liga de Campeones al Barça, que, a tan sólo cuatro puntos del Madrid, todavía tiene mucho que discutir con el grupo de Queiroz. No sólo se ha metido en la pelea por el título, sino que incluso amenaza el segundo puesto de los blancos. O lo que es lo mismo: puede condenar al Madrid a jugar la previa de la próxima Champions y chafarle de paso cualquier gira comercial por el planeta. Tras 16 partidos consecutivos sin perder, el Barça llega al tramo final del torneo con el viento a favor mientras que el Madrid se encuentra con el depósito justo.

El próximo examen madridista también será muy exigente: el sábado, en Riazor, frente a uno de los semifinalistas europeos y sin Figo y Helguera, que, amonestado ayer, ha cumplido el ciclo. Además, con el 1-2 del Bernabéu, el mismo resultado de la ida, en caso de empate final a puntos, el Madrid y el Barça tendrán que hacer cálculos con la diferencia global entre los goles a favor y en contra. En este momento, el Madrid lleva +25 y el Barça, +23.