INAUGURACIÓN DE LA VIII LEGISLATURA

El Rey reclama el espíritu de consenso de 1978 para la reforma de la Constitución

El presidente del Congreso anuncia una legislatura "de grandes momentos constitucionales"

"Lealtad al pueblo que las ha elegido y a la Constitución que las ampara". El Rey lo pidió ayer a las dos Cámaras, Congreso y Senado, al dirigirse a diputados y senadores, reunidos en el Congreso, para la apertura solemne de la VIII legislatura. Don Juan Carlos reclamó el máximo consenso para la reforma constitucional anunciada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y que ayer glosó el presidente del Congreso, Manuel Marín. El monarca formuló una petición: esas reformas "deben acometerse con el mismo espíritu de consenso que permitió alumbrarla".

En un acto tan es...

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"Lealtad al pueblo que las ha elegido y a la Constitución que las ampara". El Rey lo pidió ayer a las dos Cámaras, Congreso y Senado, al dirigirse a diputados y senadores, reunidos en el Congreso, para la apertura solemne de la VIII legislatura. Don Juan Carlos reclamó el máximo consenso para la reforma constitucional anunciada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y que ayer glosó el presidente del Congreso, Manuel Marín. El monarca formuló una petición: esas reformas "deben acometerse con el mismo espíritu de consenso que permitió alumbrarla".

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En un acto tan escaso de solemnidades, como ya es costumbre en las celebraciones político-institucionales españolas, el nuevo presidente del Congreso, Manuel Marín, quiso arropar con un cierto empaque el comienzo del discurso del Rey: "Majestad, las Cortes Generales consideran un honor escuchar su palabra".

Diputados, senadores e invitados comenzaron por escuchar un recuerdo de don Juan Carlos para las víctimas del 11-M y sus familias.

Y, a partir de ahí, el Rey que presidió el acto junto a doña Sofía y el príncipe de Asturias, apoyó en tres ejes su discurso: la soberanía popular representada en las Cortes Generales, "en un acto de reafirmación democrática cuyo protagonista no es otro que el pueblo español"; compromiso de la Corona con España y la Constitución y mención expresa del propósito de reforma constitucional que planteó Rodríguez Zapatero en su discurso de investidura -aunque en ningún momento citó la propuesta del presidente del Gobierno- con una única cautela que el Rey formuló como un deber para quienes la acometan. Para don Juan Carlos, las "eventuales adaptaciones" de la Constitución "deben acometerse con el mismo espíritu de consenso que permitió alumbrarla", en 1978.

Antes de referirse a las "eventuales adaptaciones" el Rey destacó los valores de la Constitución, rechazó, implícitamente, cualquier pretensión secesionista y quiso remarcar el carácter autonomista del diseño constitucional: "En nuestra nación y en nuestro Estado hay sitio para todos", afirmó y lo explicó al decir: "Vivimos en una nación plural y nuestra Constitución recoge y ampara esa pluralidad al configurar nuestro Estado como un Estado autonómico".

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Concluyó este apartado con un llamamiento: "A sus señorías corresponde también respetar esa pluralidad, conciliar sus intereses, armonizarlos y hacer de nuestro proyecto de vida colectiva una obra tolerante e integradora que sume en lugar de restar, que a todos nos sirva y a todos nos haga prosperar".

El Rey glosó la importancia de la política exterior a la que señaló cuatro "intereses" fundamentales: la Unión Europea, la "dimensión iberoamericana" de España, sus lazos mediterráneos y "sus vínculos transatlánticos".

Don Juan Carlos tuvo un "emocionado recuerdo para "la admirable actuación" de los miembros de las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad en el exterior, sin mencionar ninguno de los puntos donde cumplen misiones en este momento, los Balcanes, Afganistán e Irak.

En las tribunas de invitados le escuchaban, además de las infantas con sus esposos y la prometida del Príncipe, Letizia Ortiz; ocho de los 17 presidentes autonómicos, ex presidentes del Congreso y del Senado y representantes de las altas instituciones del Estado y de la Iglesia.

De los cuatro ex presidentes del Gobierno sólo acudió Leopoldo Calvo-Sotelo. Felipe González mantuvo su costumbre de estar ausente en estos actos institucionales y José María Aznar, presidente del Ejecutivo hasta el sábado pasado, tampoco acudió.

En primera fila de una de las tribunas se situaron el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga; el del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, y el lehendakari, Juan José Ibarretxe. Los tres aplaudieron la intervención del Rey.

Zapatero conversa con el Rey, situado ya en la tribuna junto al resto de la familia real, momentos antes del desfile militar.ULY MARTÍN

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