Diplomacia para restablecer el consenso
Miguel Ángel Moratinos accede a la máxima responsabilidad del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde a comienzos de los 90 desempeñó varias direcciones generales, tras haber acumulado un larga experiencia mediadora en sus siete años de enviado especial de la Unión Europea para el Proceso de Paz en Oriente Próximo. Una experiencia difícil de la que ha salido con una gran autoridad moral y con la satisfacción de conservar la interlocución con destacados representantes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina. Las negociaciones para elaborar la Hoja de Ruta le facilitaron una relación, que...
Miguel Ángel Moratinos accede a la máxima responsabilidad del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde a comienzos de los 90 desempeñó varias direcciones generales, tras haber acumulado un larga experiencia mediadora en sus siete años de enviado especial de la Unión Europea para el Proceso de Paz en Oriente Próximo. Una experiencia difícil de la que ha salido con una gran autoridad moral y con la satisfacción de conservar la interlocución con destacados representantes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina. Las negociaciones para elaborar la Hoja de Ruta le facilitaron una relación, que ha conservado, con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.
Madrileño, de 52 años, casado y con tres hijos, Moratinos es el primer diplomático de carrera que dirige el Ministerio de Asuntos Exteriores desde que desempeñó esa tarea Fernando Morán en el primer Gobierno de Felipe González. Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas, y diplomado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática, éste es el primer cargo político de primera línea que ocupa en la vida pública española. Católico progresista, fue simpatizante del PSOE durante muchos años pero no se afilió hasta 2000, el año en que Rodríguez Zapatero se convirtió en líder del partido. No obstante, entre ambos no ha habido una relación estrecha hasta hace pocos meses. El candidato socialista a la presidencia del Gobierno le escogió para formar parte de su equipo de asesores personales, y el entendimiento surgido entre ellos ha derivado en confianza política. Zapatero confía en sus dotes de diplomático y en su talante moderado para restaurar el consenso en política exterior, mejorar las relaciones con Alemania y Francia, restañar heridas con Marruecos y tener un buen entendimiento con EE UU.