La Feria de Antigüedades de Sevilla se traslada de Fibes a las Atarazanas

Los 32 anticuarios esperan 16.000 visitantes, 10.000 más que en la anterior edición

La 26ª Feria de Antigüedades de Sevilla, que se inauguró el jueves y estará abierta hasta el próximo 25 de abril, se ha instalado en un edificio que supera en antigüedad a las joyas, muebles y pinturas que ofrece: las Reales Atarazanas, un edificio del siglo XIII ubicado en pleno centro de la ciudad. Con el traslado los 32 anticuarios que participan en la feria, que antes se celebraba en el Palacio de Congresos y Exposiciones (Fibes), esperan superar los 16.000 visitantes.

En las Reales Atarazanas, un monumento propiedad de la Junta que la Consejería de Cultura comenzó a rehabilitar a f...

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La 26ª Feria de Antigüedades de Sevilla, que se inauguró el jueves y estará abierta hasta el próximo 25 de abril, se ha instalado en un edificio que supera en antigüedad a las joyas, muebles y pinturas que ofrece: las Reales Atarazanas, un edificio del siglo XIII ubicado en pleno centro de la ciudad. Con el traslado los 32 anticuarios que participan en la feria, que antes se celebraba en el Palacio de Congresos y Exposiciones (Fibes), esperan superar los 16.000 visitantes.

En las Reales Atarazanas, un monumento propiedad de la Junta que la Consejería de Cultura comenzó a rehabilitar a finales de los ochenta y en el que aún no se ha terminado, los anticuarios ocupan 1.050 metros cuadrados, sobre una superficie cubierta de albero, como su vecina plaza de toros de la Maestranza.

"Con el cambio de ubicación esperamos una mayor afluencia de público, sobre todo de los visitantes que lleguen a la ciudad para la Feria de Abril, confiamos en superar las 16.000 personas, 10.000 más que el año pasado", explicó ayer Pedro Luis Montelongo, presidente de la Asociación Andaluza de Anticuarios, que organiza la feria junto a Fibes y a la Consejería de Cultura.

Bajo los arcos en los que en el siglo XIII se construían embarcaciones pueden encontrarse ahora una amplia selección de pintura costumbrista y romántica, cómodas de caoba, bargueños con incrustaciones, joyas, mantones de Manila, cerámicas, cristales... Piezas, todas con más de un centenar de años para que puedan ser catalogadas como antigüedades, de todos los precios. De los 32 anticuarios que participan, 22 son andaluces, diez del resto de España y uno de Marsella (Francia).

El óleo de finales del siglo XIX Jugando en el jardín, de Joaquín Turina, es una de las piezas más caras de la feria: 66.000 euros. La obra forma parte del stand del griego residente en Sevilla George Papageorgiu. En el mismo espacio pueden verse obras como Salida de un bautizo de San Marcos, de Cabral Bejarano, o un pequeño lienzo de Rico Cejudo.

"Esperamos bastante de esta nueva sede que, de momento, tiene problemas logísticos como la dificultad para aparcar en los alrededores y que las cubiertas no están terminadas y cuando llueve, como ayer, hay filtraciones", comentó Papageorgiu.

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"Nuestros compradores son profesionales liberales -muchos abogados, médicos, arquitectos o notarios- que tienen más de 40 años. Las que deciden son las esposas y lo que más se vende son los muebles de caoba de Cuba y las pinturas costumbristas del XIX", explica Montelongo. La pieza estrella de este veterano anticuario sevillano es una sillería de caoba de estilo isabelino con 19 piezas y que cuesta 28.500 euros.

La mayoría de las antigüedades que salen al mercado proceden de la venta de herencias. "Algunas familias no tienen espacio en sus casas para los muebles que heredan y deciden venderlos, pero las piezas también las obtenemos en subastas o en el mercado internacional, especialmente Holanda, Francia y Gran Bretaña", apunta Papageorgiu.

En el cambio de ubicación de la feria, que estará abierta hasta el día 25 desde las 12.00 hasta las 22.00 horas, está implicada la asociación Andex que trabaja para los niños enfermos de cáncer.

"Fue la presidenta de Andex, María Luisa Guardiola, quien se puso en contacto con la Consejería de Cultura y consiguió que nos cedieran el espacio. La entrada, que cuesta 3 euros, se destina íntegramente a la asociación", dice Montelongo.

El jerezano Cayetano Caputto, otro de los anticuarios que participa en la feria y que lleva 40 años en el negocio, asegura que además de muebles y pinturas, las joyas de ocasión tienen también mucha salida. "Sin duda, lo mejor de lo que hemos traído son una pareja de candelabros de Sajonia de principios del XIX, con su centro que son verdaderas piezas de museo y salen por 36.000 euros. Las ventas totales de la edición anterior rondaron los 600.000 euros

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