Más del teatro José María Rodero
En respuesta a la carta del abonado del teatro municipal José María Rodero de Torrejón de Ardoz Miguel Ángel Díez Casado, publicada en la sección de Madrid Opinión del lector el martes 30 de marzo, quisiera hacer las siguientes aclaraciones:
Primero. Las nuevas normas de acceso al teatro tienen como fin socializar la asistencia al mismo aplicando descuentos a colectivos que hasta ahora no los disfrutaban: jóvenes, estudiantes, personas mayores, grupos... Con un abono, cuyo importe es de 10 euros, se puede disfrutar de descuentos de hasta el 50% del precio de la obra progra...
En respuesta a la carta del abonado del teatro municipal José María Rodero de Torrejón de Ardoz Miguel Ángel Díez Casado, publicada en la sección de Madrid Opinión del lector el martes 30 de marzo, quisiera hacer las siguientes aclaraciones:
Primero. Las nuevas normas de acceso al teatro tienen como fin socializar la asistencia al mismo aplicando descuentos a colectivos que hasta ahora no los disfrutaban: jóvenes, estudiantes, personas mayores, grupos... Con un abono, cuyo importe es de 10 euros, se puede disfrutar de descuentos de hasta el 50% del precio de la obra programada.
Segundo. La reserva de las cuatro primeras filas con carácter institucional y protocolario (no para los concejales del Ayuntamiento exclusivamente) es un hecho habitual y necesario.
Tercero. Es falsa su afirmación sobre los concejales; éstos tienen el mismo tratamiento que cualquier ciudadano: si no confirman su reserva y retiran sus entradas en el plazo estipulado, éstas salen a la venta.
Cuarto. Con el nuevo modelo, lo que sí varían son las condiciones de los abonados con butaca fija y ése es el verdadero motivo de la queja de ese señor: la pérdida de una butaca fija en un lugar preferente (primeras filas) por el precio de 36 euros trimestrales que le daba derecho a que por cada obra programada, pague de media 1,63 euros; obras como Las bicicletas son para el verano o el Ballet Nacional de España en este próximo trimestre.
Añádase a la pérdida de lo que se entendía como un privilegio no tener que pasar por taquilla previamente como el resto de asistentes: sólo con enseñar su carné en la entrada accedían al teatro. Ello ha generado una falta de control estadístico del número de asistentes que crea problemas a la hora de abonar las tasas a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
Ese señor debería no camuflar sus intereses personales con informaciones y opiniones falsas y tendenciosas ante hechos que sólo pretenden la modernización de un sistema caduco y la incorporación de nuevos espectadores al mundo del teatro.