Balances a base de ladrillos

Las grandes compañías españolas han utilizado su patrimonio en inmuebles para sanear sus cuentas, crear valor para el accionista y concentrarse en su actividad fundamental

Durante los últimos años, dos decenas de empresas españolas han ingresado más de 4.500 millones de euros por atípicos inmobiliarios. Unas han concentrado sus efectivos en una sede única, desprendiéndose del resto. Otras han vendido, incluso, su edificio para permanecer en el mismo como inquilinos. El tirón de los precios y la excelente ubicación urbana se han traducido, en la mayor parte de los casos, en un importante registro de plusvalías que, en lo que se refiere a las cuatro primeras entidades de este particular ranking registrado durante los tres últimos años -BBVA, SCH, Telefónica...

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Durante los últimos años, dos decenas de empresas españolas han ingresado más de 4.500 millones de euros por atípicos inmobiliarios. Unas han concentrado sus efectivos en una sede única, desprendiéndose del resto. Otras han vendido, incluso, su edificio para permanecer en el mismo como inquilinos. El tirón de los precios y la excelente ubicación urbana se han traducido, en la mayor parte de los casos, en un importante registro de plusvalías que, en lo que se refiere a las cuatro primeras entidades de este particular ranking registrado durante los tres últimos años -BBVA, SCH, Telefónica y Endesa- han superado los mil millones de euros.

El fenómeno comienza en las grandes empresas europeas de telecomunicaciones, británicas y alemanas fundamentalmente, que tratan de hacer caja con todo tipo de activos para sanear sus cuentas. En España, sin embargo, han sido los dos grandes grupos bancarios los pioneros de esta moda, a los que se unieron posteriormente compañías energéticas, aseguradoras, distribuidoras o grupos farmacéuticos.

La débil salud del mercado bursátil durante este periodo ha potenciado este fenómeno, desplazando las inversiones del parqué hacia el ladrillo, sobre todo en el caso de las oficinas. Entre 1999 y 2003, se ha multiplicado por tres la cantidad destinada a la compra de estos activos, hasta alcanzar los 2.580 millones de euros invertidos durante el último ejercicio. Una cifra que se repetirá este año, según los expertos, a pesar de la reducción de rentabilidad con la que se abordan las últimas operaciones: en algunos edificios importantes de Madrid se sitúa ya por debajo del 5% anual.

Cada vez son menos los edificios importantes que quedan en manos de sus propietarios y que no han salido al mercado pero, según los analistas, lo harán próximamente, en cuanto suban los tipos de interés.

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