Tribuna:

Situar el pleno empleo en el corazón de Europa

De todos es conocido que el fracaso de la Cumbre de Bruselas, el pasado mes de diciembre, impidió temporalmente la aprobación del proyecto de Constitución Europea, un proyecto con el que el movimiento sindical se ha comprometido ampliamente, pues creemos firmemente en la necesidad de situar en el corazón de Europa los objetivos que señalaba dicha Constitución: paz, pleno empleo y bienestar de los pueblos que la conforman.

Para la UGT-PV, es irrenunciable que la futura Constitución Europea garantice el ejercicio de los derechos fundamentales, dando especial relieve a los derechos sociale...

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De todos es conocido que el fracaso de la Cumbre de Bruselas, el pasado mes de diciembre, impidió temporalmente la aprobación del proyecto de Constitución Europea, un proyecto con el que el movimiento sindical se ha comprometido ampliamente, pues creemos firmemente en la necesidad de situar en el corazón de Europa los objetivos que señalaba dicha Constitución: paz, pleno empleo y bienestar de los pueblos que la conforman.

Para la UGT-PV, es irrenunciable que la futura Constitución Europea garantice el ejercicio de los derechos fundamentales, dando especial relieve a los derechos sociales, puesto que la cohesión social, basada en el pleno empleo, es un requisito imprescindible para hacer de Europa la gran casa de todos los europeos.

Por ello, hemos denunciado que los intereses de los países miembros no pueden interponerse a la idea de Europa, como ocurrió en Bruselas, donde el reparto de parcelas de poder entre los Gobiernos, concretamente poder impedir la aprobación de leyes europeas, hizo naufragar la nueva Carta Magna.

Lo cierto es que durante año y medio la Convención Europea trató de lograr un consenso en el que cupieran todas las sensibilidades, meses y meses de intenso trabajo que no puede ser anulado por unos intereses particulares, como ocurrió en Bruselas.

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) que aglutina a más de 60 millones de trabajadores y trabajadoras europeas ha apostado de forma clara por la Constitución Europea como salió de la Convención Europea. Según esta propuesta, la futura constitución se compondría de tres partes, de las que las dos primeras han sido elaboradas por la Convención y la tercera donde se reproducen anteriores Tratados.

En la primera parte además de los fines para los que se crea la UE: paz, bienestar de los pueblos, desarrollo equilibrado en una economía social de mercado y de pleno empleo, se incluyen como valores de la UE: la solidaridad, la igualdad, la justicia social, el pleno empleo, la economía social de mercado, la igualdad de género y el desarrollo sostenible.

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Para ello y según el borrador de la Constitución, la UE combatirá la marginación social y la discriminación y fomentará la cohesión económica, social y territorial, y la solidaridad entre los estados miembros, respectando la riqueza de la diversidad cultural y lingüística de Europa.

Para ello se dotaría de más competencias al Parlamento Europeo que elegirá al presidente de la Comisión, estableciéndose los principios de la democracia participativa y el diálogo social, lo que incide en una mayor democratización de la UE.

Una democratización que pasa por disminuir las materias sujetas a unanimidad, mayor estabilidad del presidente del Consejo Europeo, la supresión de la presidencia rotatoria y una nueva fórmula más sencilla para la toma de decisiones, innovaciones todas ellas que deberían contribuir a la mayor eficacia y transparencia de la UE. Por otra parte la creación de la figura del Ministro de Exteriores de la UE y el establecimiento de la personalidad jurídica de la Unión deberán fortalecer la unidad, visibilidad y eficacia de la UE en el mundo.

La segunda parte del borrador recoge la carta de Derechos Fundamentales aprobada en Niza, con lo que se otorga a estos derechos un carácter vinculante, tanto para los ciudadanos que los podrán exigir como para los gobiernos que deberán garantizar su plena efectividad. Entre estos derechos destacan el de negociar y celebrar convenios colectivos y el de emprender acciones colectivas para la defensa de los interesas de los trabajadores "incluida la huelga".

Por último, la tercera parte de la futura Constitución ha sido la menos trabajada, lo que hace que se produzcan contradicciones en relación con las dos primeras. Por ello desde el movimiento sindical seguiremos exigiendo que se concreten las políticas de la UE para lograr un gobierno económico eficaz que pueda conseguir el pleno empleo y la realización de los demás objetivos de la Unión.

Para lograrlo es necesario que se establezcan instrumentos eficaces que puedan alcanzar los objetivos planteados en las dos primeras partes, que la materias de política social y de fiscalidad se decidan por mayoría absoluta y no por unanimidad y que se establezcan instrumentos que garanticen el ejercicio de los derechos sindicales transnacionales señalados en la parte segunda.

Desde un punto de vista sindical, éstas son las tareas que se imponen en los próximos meses, ya que los nuevos aires llegados de las urnas en nuestro país parecen dejar expedito el camino a la nueva Constitución que debe nacer desde el consenso y la participación de todos los interesados.

Rafael Recuenco es secretario general de la UGT-PV.

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