Alperi dispone de medio millón de metros de suelo público en la nueva zona del palacio de congresos

Vecinos de La Sangueta rechazan el anuncio del alcalde de Alicante de demoler sus casas

El proyecto del palacio de congresos de Alicante que desde hace ocho años persigue sin éxito el alcalde, Luis Díaz Alperi, del PP, sigue envuelto en la polémica. Tras el veto de los tribunales a su empeño de ubicar la dotación en el monte Benacantil, Alperi ha optado por el barrio de La Sangueta, al norte de la ciudad. Para realzar la instalación, Alperi plantea derribar tres bloques de viviendas. Los vecinos han recibido de uñas el anuncio y argumentan que en la zona hay más de medio millón de metros cuadrados de suelo público para construir el palacio sin expropiaciones.

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El proyecto del palacio de congresos de Alicante que desde hace ocho años persigue sin éxito el alcalde, Luis Díaz Alperi, del PP, sigue envuelto en la polémica. Tras el veto de los tribunales a su empeño de ubicar la dotación en el monte Benacantil, Alperi ha optado por el barrio de La Sangueta, al norte de la ciudad. Para realzar la instalación, Alperi plantea derribar tres bloques de viviendas. Los vecinos han recibido de uñas el anuncio y argumentan que en la zona hay más de medio millón de metros cuadrados de suelo público para construir el palacio sin expropiaciones.

El barrio de La Sangueta se sitúa en el acceso norte a la ciudad y, en la actualidad, se reduce a una media docena de viviendas en avanzado estado de deterioro. El enclave ocupa unos 50.000 metros cuadrados, de titularidad municipal. Contiguos a la barriada, se levantan tres bloques de viviendas -en total 90 casas y unos 225 residentes- construidos hace 35 años. El entorno de La Sangueta se completa con dos amplios solares, uno propiedad de la Autoridad Portuaria y otro de Hacienda, que superan los 500.000 metros cuadrados.

Tras el veto del Tribunal Superior de Justicia al palacio de congresos en el Monte Benacantil, el alcalde propone ahora La Sangueta como emplazamiento alternativo. Díaz Alperi apenas ha desvelado detalles de su propuesta -ni mucho menos el punto concreto para levantar el edificio- salvo dos sugerencias: primero, que se tendrá que redactar un nuevo proyecto -el primero, obra del arquitecto García Solera que costó más de 600.000 euros a las arcas municipales, está diseñado exclusivamente para ser encajado en el monte- y, segundo, el realojo de los vecinos de los tres bloques mencionados.

El segundo anuncio ha sembrado la inquietud en los residentes, que ya han solicitado una reunión con Alperi. "Lo peor es que nos hemos enterado por la prensa", comenta Alberto Pérez, presidente de la Asociación de Vecinos. "Ésto es un atentado a la dignidad de las personas", tercia el párroco, Gonzalo Antolí.

Nadie da crédito al anuncio del primer edil. "Estamos de acuerdo con que se construya aquí el palacio", subraya José Vicente Ronda. "Pero no entendemos que para ello se tengan que derribar los tres bloques de viviendas. Sería suficiente con un plan para su recuperación integral", añade. Ronda y el resto de residentes sostienen que en la zona hay suficientes suelo público para no tener que recurrir a ninguna expropiación ni demolición. "A derecha e izquierda del bloque, y en ambos casos con excelentes vistas al mar, hay suficiente espacio público para levantar el palacio", recalca Ronda.

Los vecinos no entienden los motivos que puede encerrar la oferta de demolición de los tres bloques de viviendas y también recelan del compromiso de que a cambio se les entregarán nuevas casas. "Desconfiamos de esta oferta porque tenemos fresco el caso de las expropiaciones de la Ciudad de la Luz", afirma Ronda. El Consell expropió las viviendas a 60 propietarios en la zona de Agua Amarga y cinco años más tarde siguen esperando sus nuevas casas.

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