Reportaje:MATANZA EN MADRID | Las víctimas

Vidas rotas / 16

Una educadora, un ferroviario, una teleoperadora, un administrativo y un investigador

Ana Isabel vivió a tope sus 43 años: leía, viajaba, escuchaba, todo con el mismo entusiasmo con el que enseñaba a los niños de su colegio. Pablo tenía 42 años, era ferroviario y tenía cuatro grandes pasiones: el Rayo Vallecano, ir de excursión, hacer fotos y también los trenes. El amor de Pilar, de 28 años, era su sobrino Jorge, de dos. La última noche que pasaron juntos, la del 10 de marzo, no pararon de reírse. Álvaro trabajaba como administrativo y era bastante bueno con el billar americano. Tenía pensado pasar el puente de San José en una casa rural con los amigos. No había cumplido los 27...

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Ana Isabel vivió a tope sus 43 años: leía, viajaba, escuchaba, todo con el mismo entusiasmo con el que enseñaba a los niños de su colegio. Pablo tenía 42 años, era ferroviario y tenía cuatro grandes pasiones: el Rayo Vallecano, ir de excursión, hacer fotos y también los trenes. El amor de Pilar, de 28 años, era su sobrino Jorge, de dos. La última noche que pasaron juntos, la del 10 de marzo, no pararon de reírse. Álvaro trabajaba como administrativo y era bastante bueno con el billar americano. Tenía pensado pasar el puente de San José en una casa rural con los amigos. No había cumplido los 27 años. Juan Carlos, de 28, doctor en Química, había sido un niño curioso y fue un buen investigador. Le gustaba la cerveza y los scalextrics. Aún eran jóvenes. Tenían planes. Murieron camino a su trabajo el 11 de marzo.

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