Reportaje:MATANZA EN MADRID | El terrorismo fundamentalista

El auge del integrismo en Tánger

La trama de los atentados de Madrid pasa por la ciudad del Estrecho, donde vivieron cinco de los marroquíes detenidos en España

A los cafés de Tánger les queda aún un tufillo de cosmopolitismo de los tiempos en que en la ciudad del Estrecho convivían musulmanes, judíos y cristianos. En sus terrazas se sentaron Tennessee Williams, Samuel Beckett y, sobre todo, Paul Bowles.

Ese Tánger pasó a la historia y por mucho que el rey Mohamed VI veranee ahora aquí e impulse obras de infraestructuras, como el nuevo puerto o la estación de trenes, la aglomeración urbana lleva los estigmas de años de decadencia y marginación bajo el reinado de su padre, Hassan II.

La postergación ha ido, no obstante, acompañada de un b...

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A los cafés de Tánger les queda aún un tufillo de cosmopolitismo de los tiempos en que en la ciudad del Estrecho convivían musulmanes, judíos y cristianos. En sus terrazas se sentaron Tennessee Williams, Samuel Beckett y, sobre todo, Paul Bowles.

Ese Tánger pasó a la historia y por mucho que el rey Mohamed VI veranee ahora aquí e impulse obras de infraestructuras, como el nuevo puerto o la estación de trenes, la aglomeración urbana lleva los estigmas de años de decadencia y marginación bajo el reinado de su padre, Hassan II.

La postergación ha ido, no obstante, acompañada de un brutal crecimiento demográfico, a costa de las zonas rurales adyacentes, que ha propulsado la población hasta los 700.000 habitantes alojados, en gran parte, en inmensas barriadas de chabolas o de viviendas insalubres como Hauma Sadam o Hauma Chuck.

"Las opciones para los jóvenes son: emigración, contrabando, droga y ahora el terrorismo"

De esa ciudad relegada son originarios, o han vivido largos años, cinco marroquíes -Jamal Zougam, Mohamed Chaoui, Mohamed Bekkali, Abderrahim Zbakh y Mohamed El Hadi Chedadi- de los seis que fueron detenidos la semana pasada en Madrid después de los atentados del 11 de marzo. El sexto, Farid Oulad Ali, nació en la provincia Ouarzazat, en el sur del país.

De Tánger son también los hermanos Benaich. Uno de ellos, Abdelaziz, fue detenido en Algeciras, en junio pasado, y Rabat ha solicitado su extradición a España por su supuesta implicación en los atentados de Casablanca de hace diez meses.

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Salaheddin, otro Benaich, también apodado el tuerto porque perdió un ojo luchando en Bosnia, fue condenado en septiembre, en Rabat, a 18 años de cárcel por "participación en acciones terroristas". Abdallah, el tercer hermano, murió en Tora Bora durante el ataque norteamericano contra el refugio de Osama Bin Laden en las montañas de Afganistán.

Fue en Tánger dónde, según el diario The Washington Post, Abdelaziz Benaich, que posee la nacionalidad francesa, aprendió a utilizar los teléfonos móviles para activar un detonador. También conoció aquí, hace once meses, a Jamal Zougam, del que la policía española sospecha que pudo ser uno de los autores materiales de la voladura de los trenes madrileños de cercanías.

En la casa tangerina de los Benaich, en el populoso barrio de Suani, se alojó también el supuesto terrorista francés David Courtailler, apodado Daoud. La ciudad ha actuado como un imán para jóvenes extranjeros que se convirtieron a un Islam radical como el francés Pierre Robert, que se autoproclamó "emir" antes de ser condenado, en septiembre, en Rabat, a cadena perpetua por terrorismo.

Muchos de esos aspirantes a terroristas fueron, probablemente, influidos por un predicador extremista, Mohamed Fizazi, que regentaba una mezquita en la barriada de Beni Mekada. Jean-Charles Brisard, un experto francés contratado por los abogados de algunas de las víctimas del 11 de septiembre, no duda en describir a Fizazi como el "teórico" de los salafistas combatientes marroquíes que han ejecutado la matanza de Madrid.

Fizazi, de 55 años, profesor de francés en un instituto tangerino, hizo unas declaraciones ambiguas después de los ataques de Casablanca. Detenido inmediatamente después de la entrevista, fue condenado a 30 años de cárcel por ser uno de los autores intelectuales del atentado que causó 45 muertos.

Zougam conocía a Fizazi. En una conversación telefónica interceptada por la policía española, a la que se refiere el juez Baltasar Garzón en uno de sus autos, el presunto autor material de los bombazos de Madrid afirma: "Fui a rezar el viernes allí dónde está Fizazi. Le dije que si necesita donaciones se las podemos conseguir de los hermanos".

La onda expansiva de Madrid ha llegado hasta Tánger y la vecina ciudad de Tetuán, a tan solo 40 kilómetros. La policía secreta marroquí (DST) ha colocado a sus agentes en la puerta de las casas de las familias de los presuntos terroristas y ha practicado también 23 detenciones, según el diario Al Ittihad al Ichtiraki.

¿Por qué una ciudad antaño tolerante se ha convertido en un vivero de terroristas? "Una situación social desastrosa, escasas perspectivas de mejora, una opinión pública que se considera humillada y una religión de la que se hacen interpretaciones extremistas son los ingredientes que generan esos individuos", explica Jamal Amiar, director del semanario local Les Nouvelles du Nord. "Las perspectivas que se ofrecen a los jóvenes son el contrabando, la droga, la emigración y ahora se ha añadido el terrorismo".

Si los que optan por la violencia son muy pocos, el sustrato mayoritario de la ciudad es islamista. Prueba de ello es que en las elecciones legislativas de hace 19 meses el Partido de la Justicia y del Desarrollo (islamista moderado) cosechó el 44% de los sufragios emitidos y la mitad de los seis escaños de diputados. El alcalde de Tánger sería del PJD si el partido se hubiese presentado a las municipales de septiembre. La cercana Tetuán es otro feudo integrista.

Vecina de la casa veraniega de la familia Zougam, cerca del zoco de Tánger, Farida insiste, sin embargo, en que cualquiera que sean sus ideas religiosas los tangerinos son pacíficos. "Si a Jamal [Zougam] le ha dado por la violencia", afirma, "será porque lo ha aprendido en España porque aquí, lo recuerdo, era buen chico".

Interior de la mezquita tangerina de Mister Khuch, frecuentada por islamistas radicales.AFP

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