Crónica:FÚTBOL | 29ª jornada de Liga

El Madrid entra en la UVI

El Athletic, con más garra que fútbol, tumba a un rival que está exprimido física y mentalmente

El Madrid inauguró en San Mamés una nueva Liga, temible para el líder que pierde gasolina a chorros. Vienen como tiros sus perseguidores y no encuentra la manera de detener su caída. Frente al Athletic ofreció todos los signos que le caracterizan en las últimas semanas: pesadez, fatiga, desánimo y debilidad en casi todas las líneas. No le bastó igualar la desventaja del primer tiempo con dos goles de Raúl. Apareció entonces el viejo Athletic, enérgico y trepidante, excesivo para la frágil resistencia del Madrid, que recibió cuatro goles y salió de Bilbao con la sensación de catástrofe en un mo...

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El Madrid inauguró en San Mamés una nueva Liga, temible para el líder que pierde gasolina a chorros. Vienen como tiros sus perseguidores y no encuentra la manera de detener su caída. Frente al Athletic ofreció todos los signos que le caracterizan en las últimas semanas: pesadez, fatiga, desánimo y debilidad en casi todas las líneas. No le bastó igualar la desventaja del primer tiempo con dos goles de Raúl. Apareció entonces el viejo Athletic, enérgico y trepidante, excesivo para la frágil resistencia del Madrid, que recibió cuatro goles y salió de Bilbao con la sensación de catástrofe en un momento crucial del campeonato.

Las condiciones de los dos equipos procuraron un partido nervioso, con más sombras que luces y lleno de incertidumbres. En definitiva, fue un encuentro que se hizo atractivo por el descontrol reinante. Hasta donde pudo, el Athletic sacó la vena racial, con un fútbol aguerrido, de una intensidad que pretendió ocultar carencias que son evidentes. Le falta clase para armar el juego y sabiduría defensiva. No es un equipo para exquisitos, aunque no le falta algún jugador interesante. Yeste es uno, pero su finura resulta un tanto extravagante, ajena al trazo grueso del Athletic, que prefiere la electricidad y el cuerpo a cuerpo que el fútbol académico. Así ha sido su historia, la de un equipo vehemente, con apariciones distinguidas de jugadores que siempre animaron a la polémica: Panizo, Rojo, Sarabia y ahora Yeste. Frente al Madrid se impuso el viejo perfil, el del coraje y la determinación, que también produce momentos excepcionales, típicos del Athletic cuando se siente empujado por una especie de delirio. Le ocurrió en la segunda parte, después de desaprovechar los dos tantos de ventaja que consiguió en el primer tiempo.

ATHLETIC 4 - REAL MADRID 2

Athletic: Aranzubia; Javi González, Lacruz, Luis Prieto, Del Horno; Iraola, Gurpegui, Tiko (Orbaiz, m. 57), Yeste (Ezquerro, m. 66); Etxeberria y Urzaiz (Guerrero, m. 87).

Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Mejía, Roberto Carlos; Beckham (Cambiasso, m. 87), Guti; Figo, Zidane (Borja, m. 83), Solari; y Raúl (Portillo, m. 87).

Goles: 1-0. M. 41. Error de Helguera, Yeste lanza un disparo desde el borde del área que entra pegado al poste derecho. 2-0. M. 44. Tiko saca una falta y Urzaiz cabecea. 2-1. M. 46. Figo centra, peina Zidane, Solari la baja de cabeza y Raúl empalma con la zurda. 2-2. M. 62. Roberto Carlos recibe de Figo en la izquierda, centra y Raúl remata con la derecha en carrera. 3-2. M. 75. Del Horno remata en plancha una falta sacada por Orbaiz. 4-2. M. 77. Del Horno se va de Salgado, regatea a Helguera y marca.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Figo, Ezquerro, Guti, Salgado y Urzaiz.

Unos 30.000 espectadores en San Mamés.

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La sucesión de errores definieron la primera parte. El Madrid jugó con toda clase de fatigas. Pareció exprimido en el plano físico y en el mental, con debilidades que le pasaron una gruesa factura. Es cierto que dispuso de la pelota, pero su juego fue bastante banal, en gran medida porque la portería le quedó muy lejos. Queiroz persistió en su idea de colocar a Raúl en la punta del ataque, con Zidane a su espalda. En el primer tiempo, Raúl dedicó sus esfuerzos a jugar en zonas blandas, de socio de los centrocampistas. Sin referencia en el área, el Madrid construyó castillos en el aire. Sus escasos remates llegaron desde la media distancia. Aranzubia sólo se estiró para desviar un espectacular tiro de Figo, el mejor del Madrid por su fiereza competitiva en un partido de enorme sufrimiento para su equipo.

El Athletic gastó muchas balas en el arranque. Presionó al Madrid, le impidió aclarar ideas y le llevó a un encuentro muy incómodo. Pero pasado el acelerón inicial, perdió energía, el valor más importante de su fútbol en estos momentos. Gurpegui y Tiko no eran capaces de ordenar nada, Yeste pasaba por esas fases de intermitencia que le caracterizan y Urzaiz comenzó a cobrar relevancia. En caso de dudas, y no hace falta mucho para que aparezcan, el Athletic busca a su poderoso delantero como recurso insistente de su juego. El encuentro cayó en una evidente mediocridad: el Madrid estaba chato y al Athletic se le veían las costuras.

Lo que parecía un duelo sin demasiadopicante cambió de rumbo tras un error de Helguera. Guti y Mejía se habían enredado mientras trataban de mover la pelota cerca de su área y Helguera coronó los problemas con un fallo en el pase. Yeste recuperó el balón, buscó su mejor perfil y conectó un remate perfecto, con un efecto insuperable para Casillas. De repente se quebró el Madrid, que está débil de juego y de ánimo. Un instante después, Urzaiz peinó el balón en una jugada mal interpretada por la defensa del Madrid, cada vez más vulnerable a cualquier centro sobre su área. Sin grandes cosas, el Athletic había cobrado una ventaja que parecía definitiva.

El partido guardaba secretos imprevistos, sin embargo. Arrancó el segundo tiempo con un gol de Raúl. Aprovechó con intuición y buena puntería una jugada que parecía inofensiva. Durante un momento el Madrid aparcó la catástrofe y estuvo a punto de girar el encuentro. El Athletic estaba quebrado, algo que Valverde observó a la vista de los cambios: entró Orbaiz por Tiko y retiró a Yeste por Ezquerro, entre un cierto rechazo de los aficionados, cada vez más intranquilos por el rumbo de los acontecimientos. A la intranquilidad contribuyó más que nada el segundo tanto de Raúl, siempre listo en el segundo palo. Lejos de garantizar la crecida del Madrid, significó su tumba. Como tantas veces ha sucedido en San Mamés,el Athletic se sintió sacudido por la electricidad en los peores instantes. De la nada surgió el equipo vibrante, rápido e imparable que levanta a su estadio. Empezó a ganar todos los balones divididos y entró en un frenesí que resultó decisivo.El Madrid se achicó y comenzó a permitir llegadas, remates y goles. Del Horno, que ha hecho profesión de marcarle al Madrid, anotó los dos que dieron la victoria a su equipo entre el clamor de la hinchada y el abatimiento del líder, cada vez más cerca de comenzar una nueva Liga, la que puede significar su calvario y, quién sabe, si un desastre en toda regla.

Urzaiz se adelanta a Mejía y Helguera y consigue de cabeza el segundo gol del Athletic.TXETXU BERRUEZO

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