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Camelias y crocus

La primavera despunta ya entre las yemas y los brotes. La naturaleza se despereza tras su larga invernada y se prepara para apurar todo el sol de la próxima temporada. Es hora de comenzar a afanarse en los jardines, de desherbar, abonar y podar. Un poco por todas partes huele a mantillo, a turba y a hojas en descomposición. A tierra recién estrenada. Árboles y arbustos comienzan tímidamente a mostrar la turgencia de sus flores a punto de abrirse. No todos lo hacen al mismo tiempo, su estado de floración depende de los rigores climáticos; así, en cada rincón de la Península cada especie lleva s...

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La primavera despunta ya entre las yemas y los brotes. La naturaleza se despereza tras su larga invernada y se prepara para apurar todo el sol de la próxima temporada. Es hora de comenzar a afanarse en los jardines, de desherbar, abonar y podar. Un poco por todas partes huele a mantillo, a turba y a hojas en descomposición. A tierra recién estrenada. Árboles y arbustos comienzan tímidamente a mostrar la turgencia de sus flores a punto de abrirse. No todos lo hacen al mismo tiempo, su estado de floración depende de los rigores climáticos; así, en cada rincón de la Península cada especie lleva su propio ritmo y velocidad. Algunos frutales, como los almendros, ya florecieron de forma precoz, mientras que el resto espera contenido a que haga más calor.

Los jardines públicos y botánicos muestran por estas fechas una actividad febril de operarios y operarias enfundados en sus monos, carretilla y hazada en mano, preparando los arriates y parterres para plantar las flores de temporada. Ya están comenzando a florecer las especies más adelantadas. Entre ellas, las camelias, con sus mil tonos carmín, rosa y fucsia y su blanco luminoso. Los rododendros también están en plena eclosión, lo mismo que los crocus, que muestran a ras de suelo sus delicadas flores malvas y blancas.

Los lirios, tanto en jardines como en cunetas y márgenes de los ríos, ya despuntan con sus oníricas flores azules y amarillas, mientras que narcisos de toda clase despiden entre la hierba su aroma narcotizante. El amarillo de las forsythias enciende la luz aún tamizada de finales del invierno, y los membrilleros chinos enseñan sus capullos cerúleos, de color granate y salmón, prendidos a las ramas aún desnudas. Una época perfecta para disfrutar de los primeros balbuceos primaverales en los jardines.

- Real Jardín Botánico de Madrid (914 20 30 17). Plaza de Bravo Murillo, 2.

- Jardín Botánico de Barcelona (934 26 49 35). Parque de Montjuïc, s/n.

- Jardín Botánico de Córdoba (957 20 03 55). Avenida de Linneo, s/n.

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- Jardín Botánico de Valencia (963 15 68 00). Quart, 80.

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