Columna

ETA

No hay palabras para calificar el atentado cometido por ETA ayer aquí, en Madrid. Cualquier adjetivo se queda corto. A la hora de escribir esta columna, ascienden a 186 los muertos y a 898 los heridos. Y tanta sangre derramada para conseguir... ¿qué? ¿Qué ha pretendido ETA con este espantoso atentado, el mayor acto de terrorismo cometido por la banda etarra? Es difícil tratar de adivinar la lógica con la que se mueve y actúa ETA. En cualquier caso, no es aventurado decir que ETA toma sus decisiones en función de lo que sucede en el País Vasco, de cuál es la situación en que se encuentra en cad...

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No hay palabras para calificar el atentado cometido por ETA ayer aquí, en Madrid. Cualquier adjetivo se queda corto. A la hora de escribir esta columna, ascienden a 186 los muertos y a 898 los heridos. Y tanta sangre derramada para conseguir... ¿qué? ¿Qué ha pretendido ETA con este espantoso atentado, el mayor acto de terrorismo cometido por la banda etarra? Es difícil tratar de adivinar la lógica con la que se mueve y actúa ETA. En cualquier caso, no es aventurado decir que ETA toma sus decisiones en función de lo que sucede en el País Vasco, de cuál es la situación en que se encuentra en cada momento. De un tiempo a esta parte, desde meses antes de la campaña que termina hoy, en el País Vasco se perciben síntomas de cambio en las relaciones entre partidos. En concreto, por lo que se refiere a nacionalistas y socialistas. Del enfrentamiento radical que se dio en las pasadas elecciones autonómicas vascas entre PNV y PSE, se ha ido pasando a una suavización de las relaciones. A lo largo de la campaña se ha venido apreciando una mejor disposición al diálogo entre políticos de ambos partidos. El mismo Zapatero ha manifestado su disposición a ese diálogo, en caso de ganar las elecciones. Y nada sería más nefasto para los fines que pueda perseguir ETA que un entendimiento entre nacionalistas y socialistas con el fin de iniciar un camino que pudiese conducir, poco a poco, a encontrar vías de solución al problema. Ese clima de entendimiento se está apreciando últimamente. Y sería nefasto como he dicho para ETA, pero también para Batasuna, que esas iniciativas fuesen avanzando en la línea apuntada. El radicalismo abertzale va perdiendo apoyo popular. ¿Es posible que ETA haya decidido provocar esta catástrofe para incidir en las elecciones, con el fin de condicionar sus resultados, en perjuicio de la izquierda socialista, por su disposición al diálogo con los nacionalistas vascos? Yo no diría que no. Su problema es que han ido demasiado lejos. El propio Otegui se ha visto obligado a condenar, por primera vez, una acción terrorista a la vista de su magnitud. Claro que negando la autoría de ETA. Con lo que, posiblemente, ETA no reivindique su acto criminal.

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