Análisis:FÚTBOL | Liga de Campeones: vuelta de los octavos de final

Lección en Turín

El Deportivo añadió en Turín otra victoria a su saga de proezas en Europa. Venció a la Juve como lo hizo en San Siro frente al Milan, o en Old Trafford contra el Manchester, o en Múnich frente al Bayern como se ha acostumbrado a hacerlo en la Liga española durante los últimos diez años: con un juego firme, sereno, compensado, con los detalles de Valerón, la potencia de Luque, la sabiduría de Mauro, la generosidad de Sergio y el instinto defensivo de Andrade, que completó un partido impecable. Pocos equipos merecen tantos reconocimientos, porque en su estilo se reconocen varias raíces qu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El Deportivo añadió en Turín otra victoria a su saga de proezas en Europa. Venció a la Juve como lo hizo en San Siro frente al Milan, o en Old Trafford contra el Manchester, o en Múnich frente al Bayern como se ha acostumbrado a hacerlo en la Liga española durante los últimos diez años: con un juego firme, sereno, compensado, con los detalles de Valerón, la potencia de Luque, la sabiduría de Mauro, la generosidad de Sergio y el instinto defensivo de Andrade, que completó un partido impecable. Pocos equipos merecen tantos reconocimientos, porque en su estilo se reconocen varias raíces que se han fundido para producir un juego eficaz y de excelente factura técnica.

El Deportivo funciona en Europa sin complejos, como la mayoría de los equipos españoles, que han dejado atrás sus viejos miedos. El fútbol español ha adquirido una identidad, es reconocible en sus maneras y ha obtenido los éxitos necesarios para no caer en dudas y pesimismos. Atrás también han quedado ciertos mitos, como la superioridad de los italianos. Hubo un tiempo en el que se instaló una triste paradoja: había que jugar mal para sacar buenos resultados. Por jugar mal se entendía la superpoblación de jugadores sin ningún relieve por encima de los futbolistas de clase, la atención a la táctica sobre cualquier pretensión de libertad del jugador y la utilización de artes bien groseras: el pelotazo y el aprovechamiento del porcentaje en los rechaces. A eso se llegó a calificar como winning formula (la fórmula ganadora). Está teorizado y publicado en libros, con efectos devastadores para la buena salud del fútbol y su relación con algo parecido a la estética.

Más información

No hay duda de que los equipos italianos son competitivos y que disponen de excelentes jugadores, casi siempre mal aprovechados o infrautilizados. La Juventus pertenece a esta especie. Es cierto que salió sin Trezeguet y que perdió a Del Piero, pero su fútbol fue inane, sin recursos creativos, de una pobreza que obliga a pensar en el exceso de crédito que merece la mayoría de los equipos italianos. El Deportivo no necesitó de una noche heroica, ni jugó un partido asombroso. Se limitó a practicar en Turín lo que habitualmente desarrolla en España. Con serenidad y buen toque, se adueñó de la pelota. Como esta bien armado defensivamente, no cayó en ninguna ingenuidad. Apenas concedió oportunidades, o infinitamente menos de lo que pudiera esperarse frente a un equipo con fama de temible. Todo eso ha terminado. Ni el Depor, ni ningún otro de los buenos equipos españoles, tienen asegurada la fórmula de la victoria. Pero los resultados han sido excelentes en los últimos diez años y el juego no ha matado de aburrimiento a nadie.

Archivado En