El juez envía a prisión al tercer detenido por la furgoneta bomba de ETA
Los etarras integraban el 'comando Gaztelu'
El juez Fernando Andreu ordenó ayer el ingreso en prisión de Beñat Barrondo Olabarri por su presunta relación con la furgoneta bomba que otros dos presuntos miembros del comando Gaztelu de ETA, Gorka Vidal e Izkur Badillo, pensaban colocar en una zona todavía no determinada de la Avenida de América de Madrid. El juez considera que Barrondo es sospechoso de haber participado en delitos de pertenencia a banda terrorista, estragos en grado de tentativa y conspiración para el asesinato.
En el auto de prisión se señala que hace un año Badillo propuso a Barrondo integrarse en ETA y jun...
El juez Fernando Andreu ordenó ayer el ingreso en prisión de Beñat Barrondo Olabarri por su presunta relación con la furgoneta bomba que otros dos presuntos miembros del comando Gaztelu de ETA, Gorka Vidal e Izkur Badillo, pensaban colocar en una zona todavía no determinada de la Avenida de América de Madrid. El juez considera que Barrondo es sospechoso de haber participado en delitos de pertenencia a banda terrorista, estragos en grado de tentativa y conspiración para el asesinato.
En el auto de prisión se señala que hace un año Badillo propuso a Barrondo integrarse en ETA y junto con Vidal se trasladaron a Francia, donde siguiendo instrucciones del dirigente etarra Gorka Palacios Alday, decidieron formar un grupo de legales (no fichados) al que llamaron Gaztelu.
Palacios les propuso colocar varios artefactos explosivos enterrados en las pistas de la estación de esquí de Baqueira Beret, donde suele esquiar la Familia Real. Planearon la acción sobre la base de 12 bombas de 3 kilos cada una, después de que Palacios les impartiera nociones básicas de manejo de explosivos. Palacios les dio dinero para comprar el material, pero no llegaron a perpetrar el atentado porque el día previsto les sorprendió una fuerte tormenta.
Vidal y Badillo fueron detenidos transportando la furgoneta con 500 kilos que pensaban hacer estallar en Madrid, pero Barrondo adquirió los móviles y el mapa de la capital que los compañeros de comando utilizaron.