Crítica:

Esencia material

La temprana convicción de que nuestros sentidos nos ofrecen una imagen engañosa del mundo condujo a los antiguos griegos a superar los principios de la geometría corrigiendo artísticamente el perfil de las columnas de sus templos con un engrosamiento que llamaron "éntasis". Si los sentidos nos engañan sobre la realidad del mundo, el arte, que no es más que una forma institucionalizada de engaño, puede rizar el rizo al mostrar la más fiel representación de eso que hemos dado en llamar realidad como una impostura. Ésta, al menos, parece ser la voluntad de Claus Goedicke (Düsseldorf, 1966), quien...

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La temprana convicción de que nuestros sentidos nos ofrecen una imagen engañosa del mundo condujo a los antiguos griegos a superar los principios de la geometría corrigiendo artísticamente el perfil de las columnas de sus templos con un engrosamiento que llamaron "éntasis". Si los sentidos nos engañan sobre la realidad del mundo, el arte, que no es más que una forma institucionalizada de engaño, puede rizar el rizo al mostrar la más fiel representación de eso que hemos dado en llamar realidad como una impostura. Ésta, al menos, parece ser la voluntad de Claus Goedicke (Düsseldorf, 1966), quien se ha especializado en fotografiar bodegones compuestos con elementos cotidianos, con un mínimo repertorio de objetos que dispone en composiciones muy sencillas hasta reducir su trabajo a mostrar agrupaciones de botellas de plástico despojadas de cualquier detalle anecdótico, tales como tapones o etiquetas, para ser mostradas en su total desnudez, sin sombras, sobre escenarios neutros. Es más, el fondo irreferencial posee el mismo tono y grado de saturación de color que los objetos, lo que le permite diluir la figura en el fondo, añadiendo nuevas dosis de irrealidad a sus trabajos.

CLAUS GOEDICKE

Galería Max Estrella

Santo Tomé, 6. Madrid

Hasta el 13 de marzo

Muy escasas veces unas fotografías tan realistas ofrecen unas imágenes tan extrañas y distantes, tan alejadas de lo real. El artificio, sin embargo, no sólo radica en la manipulación de lo fotográfico, es decir, en la elección de la lente, del tipo de película, del revelado o en el tiempo de exposición, sino en algo que hace que esos procedimientos sean un mero recurso para el ejercicio de mirar. Goedicke es un artista no por dominar esas habilidades sino por poseer la capacidad de mirar los objetos más banales despojándolos de su ser, de su esencia material. Así, algunas de estas botellas, fotografiadas sin trucos ópticos ni retoques, se mimetizan con el vacío hasta casi desaparecer ante nuestros ojos. Pura metafísica.

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