Crítica:LIBROS

Lo que hay que saber sobre energía

Cuando aparece un diccionario o texto de consulta, suele manejarse el lugar común de la necesidad. "Se echaba de menos" es el modismo más socorrido en estos casos. El Diccionario Español de la Energía puede acogerse fácilmente a este recurso. Los interesados en la energía, los profesionales de la información, los agentes que operan en los mercados energéticos o simplemente los curiosos carecían ostensiblemente de un texto de referencia capaz no sólo de aclarar dudas científicas o técnicas, sino también de sustentar las opiniones que exponga cada lector respecto al cambio energético que ...

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Cuando aparece un diccionario o texto de consulta, suele manejarse el lugar común de la necesidad. "Se echaba de menos" es el modismo más socorrido en estos casos. El Diccionario Español de la Energía puede acogerse fácilmente a este recurso. Los interesados en la energía, los profesionales de la información, los agentes que operan en los mercados energéticos o simplemente los curiosos carecían ostensiblemente de un texto de referencia capaz no sólo de aclarar dudas científicas o técnicas, sino también de sustentar las opiniones que exponga cada lector respecto al cambio energético que se avecina. No en vano, el precio de la energía ha sido sin duda la variable económica que más influencia ha tenido sobre la economía occidental en los últimos treinta años, desde la crisis de 1973.

Diccionario Español de la Energía

Ángel Martín Municio

y Antonio Colino Martínez

(directores)

Edita Enresa

ISBN 84-9744-025-0

Primero, los aciertos. El diccionario presenta un carácter marcadamente científico, que se aprecia no sólo en las menciones biográficas de los grandes físicos y matemáticos, como Boltzmann, Maxwell o De Broglie, sin los cuales hoy no comprenderíamos ni la teoría ni la práctica de la electricidad o el calor, por poner dos ejemplos, sino también en la voluntad de exponer abiertamente fórmulas matemáticas que de ordinario asustan a los escritores científicos y a sus editores. No es raro encontrar interpretaciones que identifican la labor pedagógica y divulgativa con la exclusión de cualquier exposición matemática más compleja que una simple suma, cuando lo cierto es que no hay contradicción alguna entre la claridad expositiva y las abstracciones matemáticas. Las tareas recreativas están cubiertas de sobra con el gran aparato gráfico integrado en el texto.

El número de entradas es suficiente para satisfacer las expectativas más exigentes; son 800 páginas que recogen más de 11.000 vocablos científicos y técnicos. Los autores redondean la aportación con un vocabulario de correspondencias inglés-español de más de 100 páginas. La traslación de conceptos resulta imperativa debido al dominio anglosajón del mercado energético en casi todos los ámbitos técnicos, desde la energía nuclear hasta la red de infraestructuras que distribuirán el gas natural por toda Europa.

En el capítulo del debe puede mencionarse la brevedad de algunos conceptos que, sin duda, marcarán el mercado energético en los próximos años. Por ejemplo, se echa de menos un artículo amplio sobre la utilización del hidrógeno como energía, un debate que ya está abierto y que resulta sumamente prometedor. En términos generales, la debilidad principal del diccionario es la ausencia de concepciones desarrolladas de políticas energéticas.

El amplio vocabulario de términos en inglés parece resuelto de forma muy apresurada en algunos casos. Por ejemplo, en aquellos en los que se traduce balance por balanza, cuando en el ámbito económico técnico es más acertado recurrir a equilibrio o saldo. Quizá para próximas ediciones el esfuerzo realizado para identificar los términos técnicos y científicos en inglés pueda completarse con una explicación más amplia de los mismos, que vaya más allá de la traducción lisa y llana. Merece la pena ofrecer ese servicio a los lectores.

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