Reportaje:

Un museo para recordar el Jarama

Un mesón de Morata de Tajuña inaugura una rica exposición permanente sobre la gran batalla de la Guerra Civil

La localidad madrileña de Morata de Tajuña cuenta, desde ayer, con el primer museo privado de la Comunidad de Madrid dedicado a un episodio de la Guerra Civil española. Ha sido realizado por la iniciativa de aficionados y coleccionistas, entre ellos los hermanos Goyo y Emilio Salcedo, que reunieron miles de objetos y recuerdos obtenidos pacientemente desde su infancia en la vasta extensión de un frente de guerra. En él se libró, entre el 6 y el 27 de febrero de 1937, la batalla del Jarama, una de las más enconadas e importantes de toda la contienda civil española.

El Jarama fue el frent...

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La localidad madrileña de Morata de Tajuña cuenta, desde ayer, con el primer museo privado de la Comunidad de Madrid dedicado a un episodio de la Guerra Civil española. Ha sido realizado por la iniciativa de aficionados y coleccionistas, entre ellos los hermanos Goyo y Emilio Salcedo, que reunieron miles de objetos y recuerdos obtenidos pacientemente desde su infancia en la vasta extensión de un frente de guerra. En él se libró, entre el 6 y el 27 de febrero de 1937, la batalla del Jarama, una de las más enconadas e importantes de toda la contienda civil española.

El Jarama fue el frente bélico en el que casi veinte mil combatientes de los bandos franquista y republicano dejaron sus vidas en defensa de sus distintos y enfrentados ideales. Entre los republicanos figuraban voluntarios de las Brigadas Internacionales XI, XII y XV, con nombres como Dombrowski y Garibaldi, que pugnaron por detener allí el empuje de las columnas al mando de los jefes militares franquistas Asensio Cabanillas, Barrón y Sáenz de Buruaga.

Decenas de miles de objetos relacionados con la guerra, desde cartuchos hasta emisoras, correajes y pertrechos, quedaron desperdigados por un área comprendida entre San Martín de la Vega, Arganda, Rivas-Vaciamadrid -antes llamada Rivas del Jarama- y Morata de Tajuña, donde el museo se encuentra. Ha sido instalado en el mesón El Cid, de la calle de Mac Crohon, que regenta Pilar Atance, viuda de Julián González Sánchez-Bravo. "La asociación Arcoven nos ha prometido una ayuda de dos millones de pesetas para sufragar los gastos del museo, que recibiremos con alegría", explica Pilar, "aunque ya llevamos gastados nueve millones", comenta con una sonrisa.

"Este museíto sobre la batalla del Jarama lo concebimos como una contribución al conocimiento de nuestra historia", dice. Centenares de fotografías, documentos, cascos de combate, carcasas de bombas, tinteros, hebillas y alpargatas, incluso cartas de madrinas de guerra halladas en máscaras antigás, cabe ver en esta sala cargada de recuerdos, y de generosidad, abnegación y heroísmo.

"Con este pequeño museo prolongamos el que mi esposo y yo comenzamos hace 20 años", indica la propietaria del mesón. Ella y su marido, junto con amigos y vecinos de Morata y otros pueblos, coleccionaron aperos de labranza, herramientas y ajuares para crear un museo etnográfico rural, hoy sin precedente en Madrid, lleno de sabiduría campesina e interés. Consta de un patio sembrado y una fuente de ruedas molineras, más un perímetro de carros empleados en estos campos desde tiempo inmemorial hasta hace 30 años. "Aquello terminó, pero aquí revive para la memoria de todos", señala.

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