Cinco detenidos en Segovia por presunto tráfico de inmigrantes

Una operación desarrollada por la Guardia Civil en la localidad segoviana de Cuéllar desde el pasado mes de diciembre ha llevado a la cárcel a cinco ciudadanos rumanos, cabecillas de una banda de inmigración ilegal y explotación con ánimo de lucro de varios compatriotas.

El instituto armado, que ha detenido a un total de 10 personas, explicó ayer que el grupo organizado captaba en Rumania a jóvenes que debían abonarles 1.000 euros con las rentas de su trabajo, generalmente en labores agropecuarias o de construcción.

Con destino a la comunidad de Castilla y León, la organización m...

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Una operación desarrollada por la Guardia Civil en la localidad segoviana de Cuéllar desde el pasado mes de diciembre ha llevado a la cárcel a cinco ciudadanos rumanos, cabecillas de una banda de inmigración ilegal y explotación con ánimo de lucro de varios compatriotas.

El instituto armado, que ha detenido a un total de 10 personas, explicó ayer que el grupo organizado captaba en Rumania a jóvenes que debían abonarles 1.000 euros con las rentas de su trabajo, generalmente en labores agropecuarias o de construcción.

Con destino a la comunidad de Castilla y León, la organización mafiosa desarticulada transportaba a los trabajadores en furgonetas -entre 15 y 20 personas por viaje- y les hacinaba en viviendas, donde dormían en el suelo o sobre colchones, unas cuatro o cinco personas por habitación y hasta 40 por piso.

Siempre bajo la vigilancia y control de algún miembro de la banda, los inmigrantes tenían prohibido salir después de las ocho de la tarde y en caso de que expresaran su deseo de abandonar la casa eran agredidos delante de todo el grupo, a la vez que se les retiraba el pasaporte.

Según la Guardia Civil, los trabajadores eran chantajeados con todo tipo de amenazas, incluso la de causar daño a sus familiares más próximos, habiéndose producido además casos en los que los integrantes de la banda han obligado a las mujeres que controlaban a realizarles favores sexuales.

Los inmigrantes no percibían dinero por su trabajo. La organización les entregaba unos 80 euros mensuales en concepto de préstamo para que pudieran atender sus necesidades esenciales, como la comida y los gastos de la casa, con lo que iban aumentando paulatinamente la deuda contraída con la red mafiosa.

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