La futura R-3 parte en dos Vicálvaro y corta su conexión con el resto de Madrid

Fomento inutiliza una vía urbana que fue inaugurada por el alcalde hace cuatro años

Los vecinos de Vicálvaro no van a parar en su guerra contra la autopista de peaje R-3 (Madrid-Arganda del Rey), una vía que divide en dos el distrito, de 57.000 habitantes, y corta la avenida de Daroca, la principal conexión de la zona con el centro. Los residentes de Vicálvaro y de San Blas, que han visto recortados sus accesos a la M-40, han convocado para el día 23 una manifestación bajo el lema "Golpe a la radial 3". Los trabajos de la carretera, cuya inauguración está prevista para mediados de mes, han generado un caos circulatorio y amenazan con aislar a Vicálvaro.

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Los vecinos de Vicálvaro no van a parar en su guerra contra la autopista de peaje R-3 (Madrid-Arganda del Rey), una vía que divide en dos el distrito, de 57.000 habitantes, y corta la avenida de Daroca, la principal conexión de la zona con el centro. Los residentes de Vicálvaro y de San Blas, que han visto recortados sus accesos a la M-40, han convocado para el día 23 una manifestación bajo el lema "Golpe a la radial 3". Los trabajos de la carretera, cuya inauguración está prevista para mediados de mes, han generado un caos circulatorio y amenazan con aislar a Vicálvaro.

La radial R-3, que a partir de mediados de este mes unirá por el sistema de peaje Madrid con Arganda del Rey, ha dejado prácticamente incomunicado al distrito de Vicálvaro con el centro de la capital. La construcción de la nueva carretera ha supuesto el corte de la avenida de Daroca, que antes de las obras enlazaba directamente con la N-100 o prolongación de O'Donnell. A los 57.000 vecinos del distrito afectados hay que sumar los residentes de los futuros desarrollos y que, en total, dispararán la población del distrito en unos años hasta los 200.000 vecinos.

"Ahora, para llegar al centro de la capital tenemos que salir hacia la calle de la Fuente Carrantona o por la avenida de Canillejas a Vicálvaro. Esto supone que tenemos que atravesar todo el distrito y meternos en atascos de más de tres cuartos de hora", denuncia Valentín González, uno de los portavoces de la plataforma ciudadana Salvemos la Avenida de Daroca, que engloba a 15 entidades del distrito de Vicálvaro.

Por ejemplo, un vecino de Valdebernardo que quiera ir al centro de la capital ahora tiene que atravesar todo el distrito, cuando antes atajaba por la avenida de Daroca. Esta avenida fue inagurada hace tan sólo cuatro años por el entonces alcalde, José María Álvarez del Manzano, y supuso una inversión de más de tres millones de euros.

La plataforma que reúne las asociaciones de Vicálvaro y la Coordinadora de Asociaciones Vecinales de San Blas han convocado para el próximo día 23 una manifestación en protesta por los perjuicios que les supone la nueva carretera. La manifestación saldrá a las 18.30 del cruce de la avenida de Guadalajara con la de Canillejas.

Media hora al Marañón

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Los vecinos de Vicálvaro tardaban antes unos diez minutos en llegar al hospital Gregorio Marañón en transporte privado. Ahora ese tiempo se puede demorar a más de media hora. Otro ejemplo: los autobuses de la línea 106 (Vicálvaro-Manuel Becerra) tardaban, antes de la R-3, media hora en recorrer el trayecto. Ahora tardan más de una hora.

El atasco también afecta a los residentes en San Blas, que han visto recortados sus accesos a la M-40, y a los de Moratalaz. "Los vecinos de San Blas ahora tienen que meterse por Vicálvaro para llegar a la M-40", denuncia González. Además, la mitad de la cuña verde -la gran zona arbolada prevista en el barrio, con un presupuesto de 8,4 millones de euros- quedará inaccesible para los ciudadanos, convertida en una isla entre la R-3, la M-40 y la carretera de Ajalvir. Los vecinos temen que, si no se construyen pasarelas de acceso, este parque quede convertido al final en un vertedero.

Las quejas también han llegado a los tribunales. Los vecinos de la avenida de Dalmoe, en el barrio de Las Rosas (San Blas), han demandado a Fomento por actuar en un terreno calificado como zona verde y que sirve de colchón entre el ruido procedente de la M-40 y sus viviendas.

El concejal de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras, Pío García-Escudero, se comprometió en el pleno municipal del pasado 26 de julio a constituir un grupo de trabajo con Fomento para estudiar el asunto. La actitud del departamento que aún dirige Francisco Álvarez-Cascos ha llegado a tal punto que sus técnicos no se presentaron el pasado mes de octubre a una reunión convocada por el Ayuntamiento de Madrid. PSOE e IU han reclamado en varias ocasiones al gobierno local (PP) que presione a Fomento para que desvíe la R-3 y no corte en dos el distrito. Todos los intentos han sido en vano.

"Esto no es un problema de competencias, sino de que es un asunto que afecta a miles de ciudadanos", denunció el concejal socialista Félix Arias. "Cuando tienen que ponerse de acuerdo con Fomento para realizar obras en la M-30 no hay ningún problema. Es inconcebible que con un asunto tan grave como la R-3 no se sienten las dos administraciones a hablar", añadió el edil. Los residentes afectados opinan también que el Consistorio debería de hacer algo más para protegerlos. "Al Ayuntamiento le exigimos que nos defienda, que no se esconda en que Fomento puede hacer lo que le dé la gana", denuncian desde la plataforma vecinal de Vicálvaro.

Fuentes de la concejalía de Urbanismo, al ser preguntadas por este periódico por la R-3, remitieron directamente al Ministerio de Fomento. Este ministerio no ha respondido tampoco a la llamada de EL PAÍS.

Puentes elevados o subterráneos

Los vecinos del distrito de Vicálvaro no pierden la esperanza y no dejan de mandar cartas e informes tanto al Ayuntamiento como al Ministerio de Fomento. Por lo menos piden al departamento de Álvarez-Cascos que construya un puente elevado desde la avenida de Daroca (o un subterráneo) para entrar en la N-100 (prolongación de O'Donnell).

"La avenida de Daroca es el camino principal que nos une a Madrid y ahora van y nos la cortan", denuncia Valentín González, uno de los portavoces de la plataforma que reúne a varias asociaciones vecinales de Vicálvaro. "A los vecinos no nos pueden exigir que demos alternativas al proyecto de la radial. Son ellos, el Ayuntamiento y el Ministerio de Fomento, los que tienen que darlas", exige González.

Los residentes de Vicálvaro, Moratalaz y San Blas exigen, además, "las mejoras de las condiciones medioambientales de los vecinos de Las Rosas". Sus viviendas se encuentran a tan sólo 40 metros del nudo de conexión de la R-3 con la M-40, lo que supone que estos vecinos tendrán que soportar el perjuicio que ocasionarán los carriles de autopista discurriendo por delante de sus ventanas. "La radial les ha comido una zona verde. Los vecinos de Las Rosas llevan protestando desde 1997 por este asunto", explica González.

Los residentes de Vicálvaro han quedado rodeados por la la M-40, la M-50, la N-III, la R-3, la M-45, las vías del AVE que va a Barcelona, las vías del tren que une Madrid con Guadalajara y las vías en superficie de la línea 9 del metro.

A estos enlaces habrá que añadir en unos años los de los futuros desarrollos urbanísticos de la zona.

La R-3 es una de las cuatro nuevas autopistas radiales de peaje -paralelas a las carreteras de Barcelona, Valencia, Andalucía y Extremadura- que Fomento proyectó hace años para descongestionar las autovías nacionales (gratuitas) en la entrada a Madrid.

La ejecución y posterior gestión de estas radiales fue adjudicada por Fomento a las grandes empresas constructoras entre los años 1999 y 2000 y el plan era que estuviesen terminadas dos años después. Pero tan sólo la R-2 (que une Madrid con Guadalajara) ha entrado en funcionamiento.

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