Crítica:ESTRENO

Sólo para admiradores

Llevan construyendo su fama a partir de afrontar, supuestamente, temas políticamente incorrectos -bromas sobre discapacitados, humor grueso del tipo confusión entre semen y gomina, bromas crueles sobre la gordura o jocosa misoginia para consumo adolescente-. Han ido tocando todos los palos del cine cómico, versión posmoderna, y ahora llegan al extremo de imaginar a dos hermanos pegados por la cadera, que comparten el mismo hígado y que son, virtualmente, inseparables.

De cómo ambos llegarán a saborear la fama, ligar con chicas hermosas y, a la postre, conquistar sus sueños, va una pelíc...

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Llevan construyendo su fama a partir de afrontar, supuestamente, temas políticamente incorrectos -bromas sobre discapacitados, humor grueso del tipo confusión entre semen y gomina, bromas crueles sobre la gordura o jocosa misoginia para consumo adolescente-. Han ido tocando todos los palos del cine cómico, versión posmoderna, y ahora llegan al extremo de imaginar a dos hermanos pegados por la cadera, que comparten el mismo hígado y que son, virtualmente, inseparables.

De cómo ambos llegarán a saborear la fama, ligar con chicas hermosas y, a la postre, conquistar sus sueños, va una película a la que, como todas las de los Farrelly, no conviene pedirle ni verosimilitud, ni coherencia ni zarandajas antiguas de este jaez. Al menos para el estómago (hablar de la sensibilidad, en este caso, resulta un puro disparate) de quien firma estas líneas, la película es mortalmente aburrida y tan inmoral (tampoco hay que pedirle artisticidad, que de eso no va la cosa) como cualquiera de las anteriores de estos gemelos de encefalograma plano y de producción sólo apta para muy admiradores (que de todo hay).

PEGADO A TI

Dirección: Peter y Bobby Farrelly. Intérpretes: Matt Damon, Greg Kinnear, Eva Mendes, Cher, Seymour Cassel. Género: cómico, EE UU, 2003. Duración: 118 minutos.

Más información

Pero sí que tiene algo peor que las anteriores: el largo, terrible discurso final, que acompaña los títulos de crédito, del discapacitado mental que agradece a los Farrelly el que le hayan dejado trabajar en la película. Huele a excusa bienintencionada, o a algo peor: a un extremo recurso para hacer reír al respetable a costa, otra vez, de una persona que no tiene los mismos recursos para enfrentarse a la realidad de los que goza el espectador medio. ¿Se entiende mejor ahora lo de inmoralidad?

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