El fiscal de Milán descubre un nuevo 'agujero' contable en Parmalat

El agujero de Parmalat adquiere proporciones colosales. La Fiscalía de Milán, que investiga las cuentas del grupo alimentario italiano, cree que los 4.000 millones de euros evaporados en una sociedad instrumental de las Islas Caimán son sólo una parte del problema y que Parmalat falseó otros aspectos de su balance. Dijo haber recomprado 2.900 millones de euros de su propia deuda, pero no lo hizo. Ese descubrimiento eleva provisionalmente a 6.900 los millones desaparecidos.

Los fiscales de Milán estudiaban ayer los documentos obtenidos el sábado en los registros efectuados en las...

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El agujero de Parmalat adquiere proporciones colosales. La Fiscalía de Milán, que investiga las cuentas del grupo alimentario italiano, cree que los 4.000 millones de euros evaporados en una sociedad instrumental de las Islas Caimán son sólo una parte del problema y que Parmalat falseó otros aspectos de su balance. Dijo haber recomprado 2.900 millones de euros de su propia deuda, pero no lo hizo. Ese descubrimiento eleva provisionalmente a 6.900 los millones desaparecidos.

Los fiscales de Milán estudiaban ayer los documentos obtenidos el sábado en los registros efectuados en las sociedades Deloitte & Touche y Grant Thornton, auditoras del holding Parmalat y de la filial Bonlat, supuestamente encargada de gestionar una tesorería que, en realidad, no existía. "Si en el Bank of America no hay ninguna cuenta de Parmalat, una montaña de documentos son falsos", declaró el fiscal Francesco Greco.

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El nuevo administrador, Enrico Bondi, prepara un plan de salvación que incluye, como única alternativa al desplome bursátil y a la presión de los acreedores, un recurso a la llamada "ley Prodi bis". Esa ley cubre a los grandes grupos industriales, permitiéndoles que suspendan pagos y se sometan a la vigilancia de un administrador judicial, nombrado por un tribunal a propuesta del Ministerio de Actividades Productivas.

Ventas al alza

El ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, afirmó el viernes que Parmalat era "una Enron europea". Sin embargo, hay una importante diferencia. Gran parte de la actividad industrial de Enron era falsa. Parmalat, en cambio, es un holding cuyas empresas lácteas y alimentarias siguen funcionando correctamente: el fraude se generó en el apartado financiero, que creció vertiginosamente en la última década. Más de 35.000 empleados en todo el mundo asisten estos días con angustia al desmoronamiento de una compañía que ellos, a juzgar por unas ventas en alza, creían saludable.

El director financiero, Fausto Tonna, dimitió a mediados de mes y se encuentra en el extranjero, según los fiscales. El propietario (más del 50% de las acciones) y presidente de Parmalat, Calisto Tanzi, apartado de sus funciones desde la pasada semana, permanece en cerca de Parma.

La crisis de Parmalat ha tenido consecuencias políticas. El ministro Tremonti, que durante meses había protagonizado un sordo enfrentamiento con el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, cree que el caso es una buena excusa para cumplir su objetivo de atraer hacia el Gobierno las funciones de vigilancia de la autoridad monetaria. El propio Silvio Berlusconi reconoció que el sistema de controles no había funcionado y que se imponían cambios.

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