RADIOGRAFÍA DE LAS CARRETERAS DE ACCESO A LA CAPITAL / 6

Atasco con paciencia

7.45 La incorporación a la altura del kilómetro 22 de la carretera de Extremadura (N-V) se efectúa sin ningún problema. Los vehículos circulan a unos 120 kilómetros por hora, el límite de la vía. Sin embargo, dos minutos más tarde el conductor se encuentra con el primer gran atasco, justo a la entrada de Móstoles. Los dos carriles de la vía no son capaces de absorber todo el tráfico de esa hora.

Primera, segunda marcha y una velocidad inferior a 30 kilómetros por hora en el mejor de los casos. A este caos ayuda la neblina que cae por toda la zona. El conductor logra llegar a las ...

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7.45 La incorporación a la altura del kilómetro 22 de la carretera de Extremadura (N-V) se efectúa sin ningún problema. Los vehículos circulan a unos 120 kilómetros por hora, el límite de la vía. Sin embargo, dos minutos más tarde el conductor se encuentra con el primer gran atasco, justo a la entrada de Móstoles. Los dos carriles de la vía no son capaces de absorber todo el tráfico de esa hora.

Primera, segunda marcha y una velocidad inferior a 30 kilómetros por hora en el mejor de los casos. A este caos ayuda la neblina que cae por toda la zona. El conductor logra llegar a las 8.03 a la altura de la incorporación del polígono de Los Rosales de Móstoles.

Mientras el sol sale lentamente, el vehículo llega hasta el principal escollo de la N-V: las curvas de Alcorcón previas a la salida hacia la M-40. Los centenares de coches que salen por ese punto y los dos carriles de la carretera de Extremadura se convierten en un embudo. El conductor logra salir de este atasco a las 8.14.

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El termómetro del coche marca los 6º C y la radio cuenta los largos atascos que sufren el resto de carreteras de accesos a la capital. De todas ellas, la N-V se lleva la palma. Justo a las 8.18 se registra otra gran parada a la altura de Cuatro Vientos. A partir de ahí, el conductor tiene que acostumbrarse a verse rodeado de coches y a arrancar y parar cada dos minutos, sin que avance más de 20 metros.

Sobre las 8.40, el conductor llega al alto de la avenida de Portugal. Los autobuses de transporte colectivo se ven frenados por la densidad del tráfico. Lejos les ha quedado el arcén que les permitía avanzar sin ningún problema.

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La bajada por la avenida de Portugal se convierte una vez más en dejar caer el vehículo con su propio peso, sin necesidad de meter ninguna velocidad. Mientras, el reloj avanza inexorable hacia las nueve de la mañana. El final del trayecto concluye a las 8.51 en la glorieta de San Vicente.

La vuelta se realiza sin ninguna complicación. Comienza a las 8.52 y en menos de 20 minutos se alcanza el desvío hacia la zona sur de Móstoles. Son las 9.15.

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