Cuatro cámaras controlarán la velocidad del tráfico en la Diagonal

El tranvía empieza a circular por Barcelona en periodo de pruebas y sin público

Cuatro cámaras controlarán dentro de poco el tráfico de la Diagonal de Barcelona en el tramo situado entre Francesc Macià y la salida de la A-2. Con ello, el Ayuntamiento incorpora un nuevo sistema para contar vehículos que permite, además, apreciar la velocidad media de los coches y la dirección general del tráfico. La instalación coincide con el inicio de las pruebas del tranvía en esa misma zona.

Durante nueve meses el área de Movilidad municipal no ha podido tener información directa sobre el número de coches que utilizan cada día la Diagonal en la zona paralela al tranvía den Baix ...

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Cuatro cámaras controlarán dentro de poco el tráfico de la Diagonal de Barcelona en el tramo situado entre Francesc Macià y la salida de la A-2. Con ello, el Ayuntamiento incorpora un nuevo sistema para contar vehículos que permite, además, apreciar la velocidad media de los coches y la dirección general del tráfico. La instalación coincide con el inicio de las pruebas del tranvía en esa misma zona.

Durante nueve meses el área de Movilidad municipal no ha podido tener información directa sobre el número de coches que utilizan cada día la Diagonal en la zona paralela al tranvía den Baix Llobregat. Las obras de este transporte supusieron la eliminación de las espiras que se empleaban para contabilizar el tráfico. A la hora de reponerlas, el municipio notificó a la empresa del tranvía que pensaba cambiar el sistema y adecuarlo a los nuevos tiempos. Así, proyectaba la instalación de un sistema óptico, ya experimentado en otras ciudades, que permitía registrar mucha más información que el simple número de vehículos. A partir de ahí empezó una nueva batalla, de las varias que se han vivido durante las obras, entre el tranvía y el municipio.

La empresa del tranvía, afirmó su portavoz, entendía que el cambio de sistema resultaba mucho más caro que la mera reposición de las espiras y, por lo tanto, entendía que no debía asumir el coste de esa instalación. En todo caso, debía ser la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) o el propio Ayuntamiento el que asumiera el coste.

El municipio entiende que el cambio está justificado. La instalación del sistema es más cara, pero la duración y los servicios que presta la justifican. Las espiras, explicaron fuentes municipales, hay que cambiarlas cada vez que se toca el suelo, aunque sea para adecuar el asfalto. Por otra parte, sostiene el Ayuntamiento, este gasto no se hubiera hecho sin las obras del tranvía.

Los unos por los otros, las espiras no fueron reinstaladas y hasta la pasada semana no se produjo el acuerdo definitivo respecto a las cámaras en el seno de la ATM. La empresa del tranvía seguía sin tener conocimiento del hecho y aseguraba que iba a empezar a reponer las espiras de modo casi inmediato.

Las nuevas cámaras tienen una notable capacidad de definición. Captan incluso las matrículas de los vehículos. Esto permite conocer la velocidad media, al saberse cuándo pasa un coche por un punto y cuánto tarda en llegar a otro. Asimismo, se sabe si abandona la ruta antes de la segunda cámara, que en el caso de la Diagonal en dirección entrada será casi exclusivamente en la calle de Numància.

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Las discrepancias entre la empresa del tranvía y el Ayuntamiento de Barcelona son constantes. El inicio de las pruebas del tranvía (que dispone ya de corriente eléctrica para desplazarse de forma autónoma entre la zona universitaria y Francesc Macià) ha desvelado uno nuevo conflicto. La empresa del tranvía, con el visto bueno de la ATM, pretendía que las paradas de los autobuses se situaran en la calzada central de la Diagonal. Esto, afirmaban sus técnicos, permitiría agilizar el tráfico en los laterales y desviar hacia éstos los coches que quisieran girar en Numància. A la larga, incluso se podría eliminar el giro de esta calle desde la calzada central. Este giro hace que los coches queden temporalmente parados sobre la vía y supone un obstáculo para el tranvía.

La respuesta del Ayuntamiento ha sido meridiana: ha pintado una carril segregado para taxis en el lateral, de modo que ahora se dispone de él a lo largo de casi todo el tramo. Con ello deja clara su postura: los autobuses circularán por el lado más cercano a los peatones, de modo que éstos no tengan que cruzar la calzada lateral y las vías del tranvía para tomarlo.

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