GUIÑOS

Noche de hombres

It's man's world es el título de la exposición de Erika Barahona (Bilbao, 1961) en el Espacio Marzana de Bilbao. Abierta hasta mediados de diciembre, presenta registros fotográficos tomados en bares frecuentados por gays en la capital vizcaína, aunque bien pudiera tratarse de cualquier otra ciudad del mundo. Es esta universalidad uno de los aspectos más meritorios de la muestra. Tampoco podemos olvidar como revulsivo para la visita el atractivo de su cromatismo, capaz de agregar síntomas muy ambiguos de sensualidad en el ambiente.

La autora es una mujer polivalente ...

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It's man's world es el título de la exposición de Erika Barahona (Bilbao, 1961) en el Espacio Marzana de Bilbao. Abierta hasta mediados de diciembre, presenta registros fotográficos tomados en bares frecuentados por gays en la capital vizcaína, aunque bien pudiera tratarse de cualquier otra ciudad del mundo. Es esta universalidad uno de los aspectos más meritorios de la muestra. Tampoco podemos olvidar como revulsivo para la visita el atractivo de su cromatismo, capaz de agregar síntomas muy ambiguos de sensualidad en el ambiente.

La autora es una mujer polivalente y, como la mayor parte de los fotógrafos, mantiene una doble actividad. Por una parte, se encarga de cubrir los acontecimientos sociales que organiza el Museo Guggenheim, su centro de trabajo habitual: por otra, reflexiona desde el visor de su cámara sobre los más variados aspectos de la existencia humana, o incluso sobre ella misma.

Si nos fijamos en su curriculum encontramos lo necesario para el comer todos los días, pero también las fotografías que han recorrido salas de distintos países europeos. Parece ser éste el sino de todos los artistas plásticos: combinar distintas labores, hasta que el mercado les encumbra en alguna de ellas.

Las fotos de la exposición las presenta en formato 50x70 cm., sobre soporte de aluminio. La formula empleada encaja dentro del retrato tipológico y de costumbres noctámbulas, puede encontrar similitudes con el reportaje, pero no cuenta una historia de manera estricta y lineal. Son más bien piezas de un puzzle que cada espectador puede ordenar a su manera.

Están alejadas del exhibicionismo y el morbo, se presentan como situaciones puntuales envueltas en una atmósfera de intimidad y ternura. Cada imagen es un verso y sea cual sea la manera de entrelazar el conjunto, la operación termina conformando un poema de miradas y color.

Las connotaciones de cada una de las imágenes son universo de reflexiones inabarcable. Su ambigüedad multiplica las sugerencias. Y al final, ¿quién se conforma con un solo significado para el hombre en camiseta apoyado sobre una columna, al que una luz azulada siluetea y realza su esbelto pecho? ¿Qué puede haber tras esa mirada franca de un hombre a otro que se acaricia suavemente la cabeza? Todo son sentimientos y emociones. Surgen de un combinado de formas y colores que aunque no parezcan difíciles de conseguir, sólo se alcanzan cuando la trastienda del realizador sabe elegir contexto, encuadre y momento.

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