El hospital Ramón y Cajal planea eliminar 300 camas

Vecinos y CGT critican la remodelación, que costaría 200 millones y duraría ocho años

Recién celebrado su 25º aniversario, el Ramón y Cajal ya piensa en su futuro. El hospital ha diseñado un gran plan de inversiones que durará ocho años y costará unos 200 millones de euros. El sindicato CGT y los vecinos critican que el plan implica la desaparición de más de 300 de las 1.100 camas del centro, cifra "excesiva" ante el crecimiento de la población y la saturación que sufren las urgencias. El hospital defiende que todas sus habitaciones serán individuales o dobles con baño y que las camas serán transformadas en recursos de cirugía ambulatoria y hospital de día.

Julián Pérez ...

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Recién celebrado su 25º aniversario, el Ramón y Cajal ya piensa en su futuro. El hospital ha diseñado un gran plan de inversiones que durará ocho años y costará unos 200 millones de euros. El sindicato CGT y los vecinos critican que el plan implica la desaparición de más de 300 de las 1.100 camas del centro, cifra "excesiva" ante el crecimiento de la población y la saturación que sufren las urgencias. El hospital defiende que todas sus habitaciones serán individuales o dobles con baño y que las camas serán transformadas en recursos de cirugía ambulatoria y hospital de día.

Julián Pérez Gil, gerente del Ramón y Cajal, ha presentado el borrador del plan director ante Leticia Moral, directora general del Imsalud, organismo que ahora debe dar su visto bueno al proyecto de reforma del centro, ubicado en la carretera de Colmenar, junto al barrio de Begoña. Moral, por el momento, ha remitido una carta a Pérez Gil, el pasado 22 de octubre, en la que le comunica: "En el momento actual, no puedo pronunciarme sobre su contenido, pues precisamos de un estudio en profundidad del mismo". El Imsalud también destaca la necesidad de "revisar" algunos puntos del proyecto.

El plan es fruto de un año de trabajo de la gerencia, que lo ha elaborado de un modo participativo, creando grupos de trabajo formados por los trabajadores. Un plan director es un gigantesco programa de reformas por el que un hospital se transforma a sí mismo, sin dejar de atender a los pacientes, para adaptarse a las necesidades de futuro. El del Ramón y Cajal ha sido diseñado para ser desarrollado en ocho años y requeriría una inversión cercana a los 200 millones de euros, según su subdirector gerente, Manuel García Carasusán.

Los autores del plan han estudiado la población atendida por el hospital: 539.000 habitantes de los distritos de San Blas, Hortaleza, Barajas y Ciudad Lineal. Han comparado cómo era esta población hace una década, cómo es hoy y cómo se prevé que sea en el futuro. Las conclusiones destacan en gran impacto que la inmigración ha tenido entre la población atendida.

Crecimiento de la natalidad

"En contra de las previsiones, que en 1996 preveían una disminución global de la población y un importante aumento de los mayores de 75 y 65 años, la inmigración ha provocado un importante aumento de la población: 5,8% en Hortaleza, 6,6% en Ciudad Lineal y un 21,2%", resalta el plan. Este incremento se concentra "entre los 30 y los 50 años" y "entre los cero y cuatro por el aumento de la natalidad" causado por la inmigración.

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Sobre la situación actual del hospital, el plan destaca la "creciente presión asistencial con origen en el servicio de urgencias" y que la estancia media de cada enfermo en el Ramón y Cajal es un día más larga que en los otros hospitales públicos.

Otros aspectos en los que el hospital debería mejorar, según García Carasusán, es en una "mejor racionalización" de los recursos. "El edificio ha envejecido desde su inauguración hace 25 años. Tenemos que invertir en infraestructura y tecnológicas. También hay que agrupar las consultas y los quirófanos, hoy están dispersos por todo el centro", añade. Otra propuesta es la construcción de un tercer centro de especialidades en el Área Sanitaria 4 (hoy tiene dos) para reducir la presión asistencial.

El plan dibuja tres escenarios de futuro a los que el hospital podría enfrentarse. El primero, denominado "continuista", refleja la no deseable opción de que no se invirtiera un euro en el hospital en ocho años. El segundo es el "escenario deseable", esto es, "la evolución hacia una progresiva mejora de los indicadores" mediante el plan director. Ésta sería la opción más realista. El tercer escenario, llamado "de excelencia", contempla la mejor de las opciones posibles: "Es una situación irreal, dada la dificultad de que un hospital sea excelente en todo tipo de actividades. Sin embargo, ayuda a estimar el enorme margen de mejora que tienen los hospitales".

El "escenario deseable" prevé una reducción del número de camas necesarias en el Ramón y Cajal. Así, con un 85% de ocupación media, el plan director prevé que el hospital tenga 835 camas de aquí a ocho años, es decir, unas 300 menos que las actuales. En el "escenario de excelencia" esta reducción es aún más drástica: de 510 camas, hasta las 585.

"Cierre excesivo"

Pablo Santamaría, presidente de la Asociación de Vecinos de Quintana y miembro de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid, califica de "excesivo" el cierre de camas previsto. "Las urgencias están colapsadas muchos días, casi siempre por la falta de camas. No entendemos cómo quieren cerrar 300 sin poner en peligro la atención a los ciudadanos del área sanitaria", explica.

Mar Vázquez, del sindicato CGT, critica que "la base del proyecto son previsiones teóricas que el día a día demuestra que no funcionan".

García Carasusán replica que la apuesta de Ramón y Cajal pasa por reducir el número de ingresos hospitalarios con la extensión de la cirugía mayor ambulatoria (en la que el paciente regresa a casa tras ser operado); por hacer más cortos los ingresos hospitalarios gracias a la mejora de las técnicas médicas y quirúrgicas, y por mejorar la confortabilidad de las habitaciones. "Todas las habitaciones tendrán baño completo y un 30% de ellas serán individuales. El resto serán dobles o individuales, según las necesidades", concluye.

El centro espera que en el futuro algunos de sus pacientes sean atendidos en el el hospital del Norte prometido por la previsible presidenta del Gobierno regional, Esperanza Aguirre.

"Colapso crónico" en urgencias

El frío y las lluvias han convertido las urgencias del Ramón y Cajal en un polvorín. No es el único hospital público de la región que sufre un colapso intermitente del servicio, según los sindicatos de otros grandes centros como el Gregorio Marañón, La Paz o el Doce de Octubre.

Cada mañana, decenas de pacientes esperan en camas situadas en pasillos y salas improvisadas de las urgencias del Ramón y Cajal a que alguna de las más de 1.100 camas del centro quede libre. "Es un colapso crónico", denuncian desde CGT. Ayer fue un buen día: a las ocho de la mañana sólo había 26 pacientes así. El pasado martes eran 42, y el lunes, 57. Con todo, la semana pasada fue peor, con tres días con 60 o más pacientes pendientes de ingreso.

El hospital admite las dificultades en sus urgencias. Lo achaca al aumento de pacientes atendidos cada día, una media de 470, entre 100 y 150 más de lo que es habitual. En el 60% de los casos "son personas mayores, con un deterioro físico importante y a las que es necesario hacer muchas pruebas porque sufren varias dolencias", explica un portavoz del centro. Este tipo de pacientes requiere, además, ingresos mucho más largos.

Todos los sindicatos del Ramón y Cajal llevan tiempo denunciando la mala situación del servicio. Hace dos semanas presentaron una denuncia penal contra la gerencia del centro porque, en su opinión, no se cumplen las mínimas condiciones para los pacientes ni la normativa de seguridad laboral. El juez ha desestimado la denuncia.

El hospital replica que lleva trabajando en este asunto y que los últimos informes de la inspección de trabajo revelan una notable mejoría de las condiciones de trabajo.

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