Los conservadores británicos destituyen a su líder en un voto de censura

Iain Duncan Smith pierde el apoyo de sus compañeros tras sólo dos años en el cargo

El Partido Conservador británico destituyó ayer por primera vez en la historia a su líder a través de un voto de censura. Iain Duncan Smith fue derrotado por un margen inferior al que muchos esperaban, 75 votos a su favor y 90 en su contra, evitando así la humillante derrota que temían algunos de sus partidarios. Apenas unos minutos después de que presentara su dimisión, se abrió la batalla por la sucesión y empezó a fraguarse una posible coalición entre los dos máximos favoritos de las apuestas de los parlamentarios tories: Michael Howard y David Davis.

La destitución de Iain Du...

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El Partido Conservador británico destituyó ayer por primera vez en la historia a su líder a través de un voto de censura. Iain Duncan Smith fue derrotado por un margen inferior al que muchos esperaban, 75 votos a su favor y 90 en su contra, evitando así la humillante derrota que temían algunos de sus partidarios. Apenas unos minutos después de que presentara su dimisión, se abrió la batalla por la sucesión y empezó a fraguarse una posible coalición entre los dos máximos favoritos de las apuestas de los parlamentarios tories: Michael Howard y David Davis.

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La destitución de Iain Duncan Smith, de 49 años, casado y padre de cuatro hijos, pone fin a poco más de dos años de mandato del primer líder conservador elegido a través del voto directo de los militantes, que pudieron escoger entre dos candidatos designados previamente por el grupo parlamentario. Duncan Smith, conocido también por sus iniciales, IDS, siempre tuvo más apoyos en la base del partido que en la cúpula.

Tras varias semanas de crecientes presiones para forzar la dimisión de un líder que nunca consiguió parecer en condiciones de derrotar a Tony Blair en las próximas elecciones, previstas para 2005, el sector crítico presentó el martes las firmas necesarias para forzar un voto de censura. El líder, fiel a su pasado militar, prefirió combatir hasta el final antes que rendirse. Obtuvo una honorable derrota, pero derrota al fin.

Nada más anunciarse el resultado de la votación, al filo de las siete de la tarde en Londres, Duncan Smith compareció junto a su esposa, Betsy, para anunciar su dimisión, que se materializará cuando haya sido elegido su sucesor. "No voy a elegir en público entre los candidatos en la próxima elección", dijo. "Pero sí voy a defender las políticas que mi gabinete en la sombra ha desarrollado", añadió. "Aunque no seré el primer ministro del primer Gobierno conservador del siglo XXI, creo que le he provisto de su agenda política", dijo también el líder conservador británico saliente.

Se abre ahora una batalla por su sucesión que promete ser dramática. Los aspirantes al liderazgo tienen tiempo hasta el 6 de noviembre para presentar su candidatura. En el caso de que haya un solo candidato, será elegido automáticamente líder del partido. Si hay más candidatos, el grupo parlamentario los irá cribando a partir del 11 de noviembre hasta que sólo queden dos. Como en 2001, el voto directo de los militantes decidirá quién de esos dos candidatos será el nuevo líder.

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El sector más conservador del partido empezó ayer mismo a fraguar una alianza que permita saldar la lucha del liderazgo consensuado un candidatura unitaria para evitar una batalla que podría extenderse hasta Año Nuevo.

Elegido por la base

Pero parece poco creíble que el grupo parlamentario no sólo haya destituido al líder elegido directamente por la base, sino que además se ponga de acuerdo para designar un nuevo líder, evitando así que sea sancionado por el voto popular.

Iain Duncan Smith fue elegido en 2001 con una amplia mayoría, pese a que el candidato preferido por los parlamentarios era Kenneth Clarke. Duncan Smith nunca tuvo el pleno apoyo de los parlamentarios y muchos expertos ven en ese divorcio entre unas bases avejentadas y ancladas en el pasado y un grupo parlamentario ansioso por renovarse para recuperar el centro político una de las claves de la crisis que atraviesa el Partido Conservador en el Reino Unido.

A las reticencias iniciales de los parlamentarios hacia Duncan Smith se sumó con el tiempo la decepción de ver cómo el tiempo iba haciendo patentes las carencias personales del nuevo líder. Pronto se vio atrapado entre su incapacidad para conectar con el conjunto de la opinión pública y las servidumbres políticas de su apoyo al Gobierno en la guerra de Irak. Con la agenda política paralizada desde hace ya un año en torno a Irak, Duncan Smith no ha sido capaz de aprovechar la crisis de credibilidad que viven Tony Blair y el Gobierno laborista desde hace meses.

Las críticas le obligaron ya hace año a comparecer a la defensiva en su primer congreso como líder conservador. "No desestiméis la determinación de un hombre tranquilo", proclamó entonces.

Doce meses después tuvo que hacer todo lo contrario al intentar dar una imagen agresiva en su segundo y a la postre último congreso, a principios de este mes. Desde entonces el cuestionamiento a su liderazgo entró en una espiral imparable que acabó ayer con su destitución. Las honras fúnebres se centraron en sus virtudes: se ha ido un hombre "decente", "honorable", "digno", "resuelto", dijeron de él.

En su despedida, Duncan Smith se declaró "especialmente triste porque no tener la oportunidad de cumplir las promesas que le hice a las comunidades más pobres de este país". "Pero, desde los escaños de atrás, continuaré mi campaña por la justicia social", prometió.

Iain Duncan Smith (centro), ayer durante un debate en el Parlamento con Tony Blair (de espaldas).REUTERS

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