Columna

El cheque

Distinguida Consejería de Bienestar Social: yo soy un disminuido psíquico, aunque mi enfermedad no me inhabilita para escribir, al menos por ahora, porque lo mío son las depresiones, la tristeza general incurable. Soy un enfermo porque tengo un trato difícil con el mundo, que me parece un lugar muy inhóspito, y este trato fue a peor en los últimos años. Como además sucede que no creo en la vida eterna, dicho sea con todos los respetos, y que tampoco soy persona que se sienta llamada a hacer cosas o a hacer país, vivo en una gran desolación y acabaron internándome en una casa que está acogida a...

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Distinguida Consejería de Bienestar Social: yo soy un disminuido psíquico, aunque mi enfermedad no me inhabilita para escribir, al menos por ahora, porque lo mío son las depresiones, la tristeza general incurable. Soy un enfermo porque tengo un trato difícil con el mundo, que me parece un lugar muy inhóspito, y este trato fue a peor en los últimos años. Como además sucede que no creo en la vida eterna, dicho sea con todos los respetos, y que tampoco soy persona que se sienta llamada a hacer cosas o a hacer país, vivo en una gran desolación y acabaron internándome en una casa que está acogida a un plan público de ayuda a los enfermos mentales.

En este lugar vivo en plena melancolía, aunque debo decirle que todavía me gustan las mujeres, hablar con ellas, que con eso me conformo, y la única que me escucha es María del Cobre, que está empleada en la residencia donde vivo.

María del Cobre es boliviana, muy trabajadora y siempre contenta en esta casa tan triste, donde todos estamos mal, muy mal, sin interés por nada, y yo creo que en eso me parezco algo a mi padre, que es un señor viudo que nunca tuvo ambiciones, y que siempre ganó poco dinero, pero que tuvo la suerte del fútbol; la de ser aficionado al Levante, y gracias a ella fue bastante feliz, eso me dice.

Estimada señora, ya termino: para decirle que he leído que van a quitar el cheque de su consejería. El que ustedes le dan, por mí, a esta casa donde vivo, donde me tratan bien, y sucede que no tengo yo dinero para pagar la estancia. Es un asunto que me preocupa mucho, claro, y el otro día le pedí a María del Cobre que fuese de mi parte a la Generalitat a enterarse, pero la pobre se confundió de oficina, y fue a la de los Grandes Proyectos, donde le dijeron que mi cheque no era un gran proyecto, cosa que comprendo, aunque para mí no hay otro más grande, se lo aseguro; y todo esto se lo conté a mi padre, que ayer vino a verme, y él entonces me dijo que estaba dispuesto a vender el pase del equipo por sacar unos euros, que no podía hacer otra cosa, y que, con todo, era una pena con lo bien que va ahora el Levante, camino de Primera.

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