La desilusión de Pinazo

El paso por la política del juez Bernardo Pinazo no ha podido ser más fugaz. Entró con todos los honores en el número cuatro de la lista del PP en las pasadas elecciones, de la mano del presidente provincial, Joaquín Ramírez, y del aspirante a revalidar la alcaldía, Francisco de la Torre. A los 119 días renunciaba al acta de concejal "con dolor y frustración por el desengaño sufrido en apenas cuatro meses de actividad municipal". Pinazo, desde un retiro voluntario y temporal del que ha decidido disfrutar fuera de Málaga tras la vorágine de las últimas semanas, ha reconocido a EL PAÍS "una clar...

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El paso por la política del juez Bernardo Pinazo no ha podido ser más fugaz. Entró con todos los honores en el número cuatro de la lista del PP en las pasadas elecciones, de la mano del presidente provincial, Joaquín Ramírez, y del aspirante a revalidar la alcaldía, Francisco de la Torre. A los 119 días renunciaba al acta de concejal "con dolor y frustración por el desengaño sufrido en apenas cuatro meses de actividad municipal". Pinazo, desde un retiro voluntario y temporal del que ha decidido disfrutar fuera de Málaga tras la vorágine de las últimas semanas, ha reconocido a EL PAÍS "una clara desilusión personal tras su paso por la política", en la que decidió implicarse con "entusiasmo por la posibilidad que me daba de contribuir a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos".

Pinazo, de tan sólo 42 años de edad y un currículo envidiable que incluye -entre otros cargos y responsabilidades- la de letrado del Consejo General del Poder Judicial, miembro del registro oficial de auditores del Ministerio de Economía o asesor de varios ministros de Justicia, está a punto de incorporarse al organigrama de una multinacional auditora. Este juez, ahora en excedencia, no cree que su paso por la política influya negativamente en su actividad profesional. "No en absoluto, rotundamente no", asegura con contundencia tras la pregunta.

Entiende además que se han dado unas circunstancias muy "excepcionales" en el Ayuntamiento de Málaga, que le llevaron a renunciar al acta. "A pesar de mi desengaño personal, eso no significa que haya cerrado, para siempre, la puerta de la política, porque aún soy joven. Lo que puedo decir es que he aprendido mucho y que en la vida hay que priorizar". Pinazo considera que en la vida hay que tener un código de conducta: "El mío es trabajar en equipo, con personas y cuando veo que sobro en un sitio me voy. Ésa es la sensación que he tenido en el Ayuntamiento de Málaga".

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