PANTALLA INTERNACIONAL

Las nuevas normas de los Oscar perjudican al cine independiente

La Academia de Hollywood prohíbe el envío de películas en DVD y exige verlas en el cine

Las estatuillas no han cambiado, Billy Crystal repite por octava ocasión como maestro de ceremonias y muchos de los que se rumorean como posibles candidatos al Oscar en esta 76ª edición -desde Nicole Kidman por La mancha humana a Russell Crowe por Master and commander- son ya rostros habituales en estas celebraciones, por no hablar de filmes como El señor de los anillos que, con El retorno del rey, espera que a la tercera vaya la vencida y consiga coronar su triunfo en taquilla con un galardón como mejor película. Sin embargo, entre los estudios y los organizadores ...

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Las estatuillas no han cambiado, Billy Crystal repite por octava ocasión como maestro de ceremonias y muchos de los que se rumorean como posibles candidatos al Oscar en esta 76ª edición -desde Nicole Kidman por La mancha humana a Russell Crowe por Master and commander- son ya rostros habituales en estas celebraciones, por no hablar de filmes como El señor de los anillos que, con El retorno del rey, espera que a la tercera vaya la vencida y consiga coronar su triunfo en taquilla con un galardón como mejor película. Sin embargo, entre los estudios y los organizadores de los Oscar existe un sentimiento de que están lidiando con una edición radicalmente nueva. Con la campaña reducida casi un mes (la ceremonia está programada para el 29 de febrero en lugar del habitual último domingo de marzo) se ha creado un efecto dominó que ha arrastrado al resto de los premios. Todos, menos los Globos de Oro, han modificado sus fechas.

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Pero la verdadera polémica ha surgido tras anunciar la decisión de prohibir la distribución de cintas y DVD promocionales entre los cerca de 6.000 miembros de la Academia, el pan de cada día en las últimas campañas a los Oscar. Una medida que sobre todo perjudica a las pequeñas películas independientes, incapaces de competir como iguales contra las superproducciones de los grandes estudios. Se trata de una práctica que aunque es criticada por los puristas y por la propia Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (siempre en defensa del cine en el cine) se consideraba un mal necesario y en los últimos años ayudó al "descubrimiento" primero por los académicos y luego por el gran público de cintas como Shine, Monster's Ball, Pollock,

El pianista, Y tu mamá también o Hable con ella. "Si esto significa que la gente con una reputación aún por establecer está en desventaja con aquellos que ya tienen un hueco en la industria, esto es una tragedia", señaló a la prensa el productor Duncan Kenworthy, candidato al Oscar por Cuatro bodas y un funeral. El director John Waters fue aún más lejos al afirmar que la prohibición es una prueba de que los estudios están hartos de las victorias de las películas independientes. "Por culpa de esta prohibición habrá películas que no conseguirán el Oscar como Lost in Translation o American Splendor", ha señalado Waters, que cita dos de las películas mejor recibidas este año y que carecen del apoyo de grandes estudios con vistas a los Oscar. En el caso de Lost in

Translation, la nueva película de Sofía Coppola ha generado un gran interés desde su estreno no sólo porque es la obra de la hija de Francis Coppola sino por el trabajo de sus dos protagonistas, Bill Murray y Scarlett Johansson, cuya candidatura se daba hasta la fecha por sentada. Sin el apellido Coppola para respaldarla, American Splendor (dirigida por Shari Springer y Robert Pulcini) aún tendrá una tarea más difícil en su carrera por la estatuilla para una curiosa mezcla entre drama y documental sobre la vida del autor de historietas Harvey Pekar. Lo mismo ocurre con Thirteen, una historia de adolescencia, o The Station Agent, ambas descubiertas durante el festival de cine independiente de Sundance pero que a los académicos les puede costar ir a ver si no reciben las cintas en sus casas. [The Station Agent obtuvo en el Festival de San Sebastián el premio especial del jurado].

En disculpa de lo que puede parecer mera pereza por su parte, el bombardeo de grandes estrenos con olor a Oscar es continuo desde ahora hasta el anuncio de las candidaturas, el próximo 27 de enero. Durante este plazo los miembros de la Academia con derecho a voto tendrán que seleccionar entre las cerca de 300 películas que anualmente participan en esta competición. En las fechas navideñas, por ejemplo, se estrenarán películas como El Álamo, la gran superproducción sobre esta histórica batalla que con Billy Bob Thornton como David Crockett y Dennis Quaid como el general Sam Houston ofrece una nueva versión del clásico que en su día protagonizó John Wayne. También se estrenará Cold

Mountain, otro épico bélico que con Nicole Kidman, Renée Zellweger y Jude Law como protagonistas y dirigida por Anthony Minghella huele a Oscar por los cuatro costados. Tom Cruise ha lanzado un asalto frontal a los Oscar con su próximo estreno, The Last Samurai. Dirigida por Ed Zwick, ha sido descrita por la revista Premiere como la película que, finalmente, entregará a Cruise el primer Oscar de su carrera. Mystic River, la última película que ha dirigido Clint Eastwood, y 21

gramos, de Alejandro González Iñárritu, podrían suponer la candidatura para su protagonista, Sean Penn.

Más reñida aún está la categoría de mejor actriz, donde al menos sobre el papel vuelven a surgir los mismo nombres de las últimas ediciones. Gwyneth Paltrow espera repetir la hazaña de Shakespeare in love con la biografía de Sylvia Plath, en la película que lleva su nombre, y Julia Roberts, con Mona Lisa Smile parece su baza para recuperar su trono como reina de Hollywood. Claro que nadie parece tenerlo tan claro como Uma Thurman, a quien el estreno de Kill Bill Vol. 1 ha devuelto ese carisma de musa cinematográfica que no disfrutaba desde Pulp Fiction. De hecho la primera entrega de Kill Bill, este ejercicio de artes marciales, spaghetti western y cultura pop de los setenta regurgitada por la mente de Quentin Tarantino también puede significar la vuelta de este enfant terrible de Hollywood a la gloria del Oscar.

El director Quentin Tarantino y la actriz Uma Thurman.
En la imagen de abajo, el actor Viggo Mortensen, en El señor de los anillos.
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