"Que nadie tenga ventajas"

El presidente de la Convención Europea, Valéry Giscard d'Estaing, zahirió ayer al Gobierno de José María Aznar por oponerse al proyecto de Constitución europea. A su juicio, España obtuvo ventajas en el Tratado de Niza imposibles de mantener, porque el peso de su voto en la UE sería mayor del que le corresponde por su cifra de población. España y Polonia se oponen a la mayor proporcionalidad introducida en el proyecto de Constitución europea, que les resta peso institucional en la UE.

En declaraciones a la emisora de radio RTL, Giscard se mostró optimista sobre el futuro del proyecto de...

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El presidente de la Convención Europea, Valéry Giscard d'Estaing, zahirió ayer al Gobierno de José María Aznar por oponerse al proyecto de Constitución europea. A su juicio, España obtuvo ventajas en el Tratado de Niza imposibles de mantener, porque el peso de su voto en la UE sería mayor del que le corresponde por su cifra de población. España y Polonia se oponen a la mayor proporcionalidad introducida en el proyecto de Constitución europea, que les resta peso institucional en la UE.

En declaraciones a la emisora de radio RTL, Giscard se mostró optimista sobre el futuro del proyecto de Constitución, porque "no hay alternativa". Y trató de desmontar los argumentos de los países contrarios al texto actual afirmando que los españoles "obtuvieron en Niza condiciones de voto favorables. Nosotros proponemos cambiar la regla y hacer que todos los ciudadanos europeos sean iguales en las decisiones futuras, que nadie tenga ventajas".

Para Giscard, "todos los países fundadores [de la UE], los que tienen más experiencia europea, están de acuerdo" con el proyecto de Constitución. Los fundadores, más el apoyo del Reino Unido, representan "más de 300 millones de personas", de modo que "¡adelante!", exclamó. "No es cuestión de tamaño, hay una mayoría de ciudadanos a favor de la Constitución".

Giscard comparó la Constitución europea al "estatuto de una asociación", y afirmó: "Es preciso que el estatuto sea bueno para los fines de la asociación y no para cada uno de los miembros individuales".

El presidente de la Convención despachó la oposición del Gobierno polaco con la simple afirmación de que ese país no estaba en la UE cuando se acordó el Tratado de Niza y, por tanto, Varsovia no puede reclamar que se vuelva a un documento que ni siquiera había firmado.

Y se arriesgó a transmitir a sus oyentes franceses la sensación de que la mayor parte del pueblo español no sigue al Gobierno de Aznar en la postura contraria a la Constitución europea. Para ello distinguió "entre la actitud de los dirigentes y la de los pueblos", y argumentó que "el pueblo español responde más o menos como el francés; los pueblos europeos tienen posiciones bastante cercanas".

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