Reportaje:

Protesta en la catedral

Los antiguos trabajadores de Puigneró realizan un encierro para que se les paguen indemnizaciones y sueldos

Los antiguos trabajadores de Hilados y Tejidos Puigneró en Sant Bartomeu del Grau están hartos de pagar los platos rotos por los años de mala gestión de la compañía, con la complicidad de las administraciones, que los hechos han probado. Ayer, un puñado de 40 ex trabajadores iniciaron un vistoso encierro, nada menos que en la catedral de Vic, para reclamar el pago de sueldos e indemnizaciones. La protesta culminará mañana miércoles con una concentración ante la catedral.

Los empleados reclaman los 9.400 euros en concepto de salarios atrasados que la empresa debe a cada trabajador. De es...

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Los antiguos trabajadores de Hilados y Tejidos Puigneró en Sant Bartomeu del Grau están hartos de pagar los platos rotos por los años de mala gestión de la compañía, con la complicidad de las administraciones, que los hechos han probado. Ayer, un puñado de 40 ex trabajadores iniciaron un vistoso encierro, nada menos que en la catedral de Vic, para reclamar el pago de sueldos e indemnizaciones. La protesta culminará mañana miércoles con una concentración ante la catedral.

Los empleados reclaman los 9.400 euros en concepto de salarios atrasados que la empresa debe a cada trabajador. De esta cantidad, esperan que Fogasa cubra una tercera parte.

Los trabajadores tampoco han cobrado indemnizaciones que ascienden a una media de 21.000 euros por persona. La venta de la maquinaria de Sant Bartomeu, a la que se suma el colchón de Fogasa, permitirá pagar cerca del 40% del total. Sin embargo, el resto del pago queda pendiente de la venta de los activos inmobiliarios y, por tanto, en manos de la comisión liquidadora formada por los principales acreedores de Puigneró, Seguridad Social y Hacienda.

La tercera exigencia se refiere a los prejubilados de los expedientes previos al cierre total. La empresa dejó de pagar las prestaciones pactadas, con una deuda de 143 millones de pesetas (859.448 euros).

Un grupo de trabajadores, ante el altar de la catedral.JORDI ROVIRALTA
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