La visita del Dalai Lama
El día 8 de octubre el Dalai Lama viene a Madrid, tras superar los obstáculos de su visado. Algo raro pasa en España. Nos presentan la fotografía de Aznar con Muammar el Gaddafi, (porque va a cooperar en la paz), pero su santidad el Dalai Lama no va a tener recepción oficial... para que no se enfaden los chinos. Seguramente su santidad pasa mucho de recepciones protocolarias, pero para nosotros, para los ciudadanos de a pie, es muy, pero que muy significativo este gesto.
Me gustaría saber cuál es el temor ante un premio Nobel de la Paz y representante de la no violencia en el mundo. Qui...
El día 8 de octubre el Dalai Lama viene a Madrid, tras superar los obstáculos de su visado. Algo raro pasa en España. Nos presentan la fotografía de Aznar con Muammar el Gaddafi, (porque va a cooperar en la paz), pero su santidad el Dalai Lama no va a tener recepción oficial... para que no se enfaden los chinos. Seguramente su santidad pasa mucho de recepciones protocolarias, pero para nosotros, para los ciudadanos de a pie, es muy, pero que muy significativo este gesto.
Me gustaría saber cuál es el temor ante un premio Nobel de la Paz y representante de la no violencia en el mundo. Quiero creer que es simplemente por incultura, ¿o quizás por vergüenza? También pudiera ser que se empieza a considerar seriamente la fuerza real de la no violencia y como consecuencia produce temor a las culturas opuestas. No soy budista, pero mi respeto hacia su santidad; no es menor al que le dispensan cuando visita el Vaticano, la sede de la ONU o, sin ir más lejos, cuando visita Barcelona.
Sin duda, Barcelona y Madrid son dos culturas diferentes. Nuestro querido señor alcalde de Madrid nos desencanta una vez más, demostrando que nada cambia en el Ayuntamiento, y su tolerancia es similar a lo vivido en años anteriores. Tendremos más túneles, autopistas, no habrá semáforos en la M-30, pero seguimos andando para atrás. Talmente parece que lo nuestro no es la paz, cuando nos da miedo recibir a sus máximos representantes con el honor y protocolo que les corresponde. Mi humilde persona quiere, a través de estas líneas, dar la más respetuosa acogida y paz a su santidad el Dalai Lama.