La política de gestos y la tensión con Zaplana resumen los cien días de Camps en el Consell

Pla antepone la tarea orgánica a la oposición parlamentaria en el arranque de la legislatura

La política de gestos, que en algunos casos ha establecido diferencias llamativas con los anteriores gobiernos del PP y ha levantado ampollas entre los seguidores del anterior titular, Eduardo Zaplana, ha marcado los primeros cien días de Francisco Camps en la presidencia del Consell. Desde la Generalitat, con una deuda que crece de forma imparable, Camps ha optado por una actitud posibilista, sin renunciar a mantener algunos caballos de batalla como el Plan Hidrológico Nacional. Enfrente, el socialista Joan Ignasi Pla, contra lo que apuntó al inicio, se ha replegado a la tarea orgánica de car...

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La política de gestos, que en algunos casos ha establecido diferencias llamativas con los anteriores gobiernos del PP y ha levantado ampollas entre los seguidores del anterior titular, Eduardo Zaplana, ha marcado los primeros cien días de Francisco Camps en la presidencia del Consell. Desde la Generalitat, con una deuda que crece de forma imparable, Camps ha optado por una actitud posibilista, sin renunciar a mantener algunos caballos de batalla como el Plan Hidrológico Nacional. Enfrente, el socialista Joan Ignasi Pla, contra lo que apuntó al inicio, se ha replegado a la tarea orgánica de cara al próximo congreso del PSPV-PSOE.

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El presidente del Consell intentó a su llegada reorientar parte de las políticas heredadas por los gobiernos de Eduardo Zaplana, fundamentalmente en cuestiones referidas a grandes proyectos, el papel de las cajas de ahorro, el modelo de RTVV y las relaciones con determinados sectores empresariales. Esta determinación levantó ampollas en los seguidores del presidente del PP en la Comunidad Valenciana, lo que motivó disputas internas en las que diputados populares llegaron a pedir la dimisión de un consejero. Tras intervenir la dirección nacional del PP, Francisco Camps y Eduardo Zaplana han decidido convivir hasta las próximas elecciones generales. La situación ha llevado al Gobierno valenciano a realizar un ejercicio de posibilismo aparcando determinadas cuestiones -algunas tan importantes como la reforma del Estatuto- y a solventar el problema de la deuda con el recurso a la iniciativa privada y al anuncio de nuevos impuestos indirectos como los peajes.

Con un talante distinto del de anteriores gobiernos, en cien días, la mayoría de consejeros sólo han tenido tiempo de arrancar los trabajos para realizar las promesas electorales anunciadas mientras se prodigan en gestos.

En los tres primeros meses de legislatura, el PSPV-PSOE, principal partido de la oposición, no ha terminado de arrancar. El portavoz del grupo parlamentario y secretario general del partido, Joan Ignasi Pla, ha puesto el acento de su gestión en la preparación del próximo congreso nacional, previsto para después de las elecciones generales de 2004.

Para EU-L'Entesa, los tres meses transcurridos desde la investidura han permitido comprobar que la formación de izquierdas sigue teniendo claro su objetivo: una oposición firme al Consell sin hacer caso a frases grandilocuentes. La coalición ha retomado cuestiones de las que hizo bandera la pasada legislatura: la derogación de la ley de ex presidentes, la reforma del Estatuto o la transparencia de los altos cargos.

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