Los militares de Guinea-Bissau toman el poder para "reponer la democracia"

La ex colonia portuguesa vive una crisis económica y política desde la guerra civil de 1999

Los militares de Guinea-Bissau tomaron ayer el poder en un golpe de Estado totalmente pacífico. Su líder, el general Veríssimo Seabra, jefe máximo de las Fuerzas Armadas, se declaró ayer "presidente interino" de la ex colonia portuguesa, y nombró un Comité Militar para la reposición del orden constitucional y democrático, que nombrará un nuevo Gobierno de transición hasta la celebración de elecciones.

Los militares detuvieron durante la madrugada de ayer al presidente Kumba Ialá, elegido en 2000 en unos comicios libres, con el 72% de los votos. A las 8.00, hora local (las 10.00 en la Es...

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Los militares de Guinea-Bissau tomaron ayer el poder en un golpe de Estado totalmente pacífico. Su líder, el general Veríssimo Seabra, jefe máximo de las Fuerzas Armadas, se declaró ayer "presidente interino" de la ex colonia portuguesa, y nombró un Comité Militar para la reposición del orden constitucional y democrático, que nombrará un nuevo Gobierno de transición hasta la celebración de elecciones.

Los militares detuvieron durante la madrugada de ayer al presidente Kumba Ialá, elegido en 2000 en unos comicios libres, con el 72% de los votos. A las 8.00, hora local (las 10.00 en la España peninsular), los golpistas leyeron un comunicado en la radio nacional donde anunciaron "la destitución de todos los órganos de soberanía" del Estado, y añadieron que el objetivo del golpe es "reponer la democracia" en el país.

Guinea-Bissau, un pequeño país de África Occidental al sur de Senegal, que se independizó de Portugal en 1974, vive una gran inestabilidad política y social desde que Ialá llegó al poder. El hombre que en 2000 era visto como una esperanza para consolidar la paz y la democracia en un país devastado por una guerra civil (1998-1999), acabó por revelarse como un pequeño dictador. El Gobierno pasó a ser de total iniciativa presidencial, con remodelaciones constantes para apartar a los ministros no favorables a Ialá, y detenciones de opositores, jueces y periodistas.

Por otra parte, la situación económica ha empeorado en los últimos años, y el presidente no logró salir de la crisis causada por la guerra civil. Con un PIB per cápita de 800 dólares anuales, Guinea-Bissau es uno de los 10 países más pobres del mundo. Según el Banco Mundial, un 88% de sus 1,5 millones de habitantes vive con menos de un dólar al día. Una agricultura de subsistencia y la pesca son sus principales actividades económicas.

En este contexto, no sorprende el total apoyo que los golpistas recibieron ayer de los partidos de la oposición, de sus ciudadanos en el extranjero y, según los periodistas portugueses en el territorio, de la población. Las imágenes transmitidas ayer desde Bissau por RTP, la televisión pública lusa, mostraban a muchos militares armados en las calles de la capital, pero en un ambiente de tranquilidad. Los golpistas prohibieron la circulación de vehículos no militares y ordenaron el toque de queda a partir de las 19.00. El aeropuerto estaba cerrado y no era posible telefonear a la capital. A través de la RTP, la Embajada portuguesa informó de que todos los extranjeros que se encuentran en la ciudad están bien.

En una corta entrevista a la RTP, Veríssimo Seabra confirmó que el golpe se debe a sucesivos "abusos de poder" por Ialá, "a la falta de respeto del presidente por la nueva Constitución, aprobada por el Parlamento", pero no ratificada, y al "fraude electoral" detectado en el proceso de registro de la población, con vistas a la celebración de las elecciones que estaban previstas para el 12 de octubre próximo.

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Los analistas coinciden en que el irregular proceso electoral fue la gota que colmó el vaso, en un contexto de profunda crisis social, política y económica. Ialá disolvió el Parlamento en noviembre pasado, y prometió celebrar elecciones en febrero de este año, pero aplazó la consulta cuatro veces. El sábado, la Comisión Nacional de Elecciones informó a los partidos de la oposición que "técnicamente" no era posible celebrar elecciones el 12 de octubre, lo que el presidente aprovechó para sugerir un nuevo aplazamiento hasta noviembre.

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