Reportaje:

Hostafrancs se impacienta

Los planes de rehabilitación del céntrico barrio barcelonés acumulan retrasos

Comercios que piden a gritos una renovación, locales comerciales cargados de basura, solares convertidos en estercoleros y fincas ruinosas donde se hacinan decenas de inmigrantes. Todo eso ocurre en el céntrico barrio barcelonés de Hostafrancs y es la consecuencia de los sucesivos retrasos que arrastra el Proyecto Especial de Reforma Interior (PERI) del barrio, que no acaba de ejecutarse.

En plena calle de la Creu Coberta, donde la publicidad dice que se concentra el mayor centro comercial al aire libre de Europa, sólo hay que levantar la vista para descubrir algunas fincas afectadas qu...

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Comercios que piden a gritos una renovación, locales comerciales cargados de basura, solares convertidos en estercoleros y fincas ruinosas donde se hacinan decenas de inmigrantes. Todo eso ocurre en el céntrico barrio barcelonés de Hostafrancs y es la consecuencia de los sucesivos retrasos que arrastra el Proyecto Especial de Reforma Interior (PERI) del barrio, que no acaba de ejecutarse.

En plena calle de la Creu Coberta, donde la publicidad dice que se concentra el mayor centro comercial al aire libre de Europa, sólo hay que levantar la vista para descubrir algunas fincas afectadas que se caen de viejas mientras sus dueños se preguntan cuándo llegará el momento de la demolición.

La concejal de Sants-Montjuïc, la socialista Imma Moraleda, afirma que antes de acabar la legislatura se habrá ejecutado buena parte del PERI, pero los afectados y la entidad vecinal no acaban de creérselo, escamados de que se incumplan los plazos anunciados en repetidas ocasiones.

Así lo dice Jordi Duxans, presidente de la Asociación de Vecinos de Hostafrancs. La dueña de una papelería de la Creu Coberta, Isabel Morell, opina que ahora se está peor que hace 10 años por la dejadez de los edificios y porque el año 2000 le llegaron los documentos de la expropiación, lo cual le indujo a pensar que había llegado el momento de la rehabilitación, pero luego todo volvió a pararse. Un semanario local, El 15, se hace eco de la degradación que presenta el barrio que creció a la sombra de su gran fábrica, La España Industrial.Los propietarios e inquilinos de las 42 viviendas, 10 comercios y talleres afectados urbanísticamente echan de menos un calendario que les permita planificar el futuro de su negocio o cuándo deberán mudarse de casa. Moraleda señala que dentro de 18 meses podrán hacerse los primeros traslados de familias damnificadas cuando acaben las obras de las viviendas en construcción en dos solares, situados en las calles de Ermengarda y Leiva. La tardanza en sacar adelante el PERI lo atribuye Moraleda a que se trata de fincas pequeñas y solares dispersos entre sí. Esta explicación no convence a los afectados, que opinan que el Ayuntamiento ha tenido 20 años para llevarlo a cabo.

La pieza de mayores dimensiones sobre la que gravita el proyecto de reforma es la que ocupa la antigua empresa de fundición Hamsa. Cuando sus destartaladas naves desaparezcan, allí habrá una zona verde, viviendas y un aparcamiento subterráneo, lo que permitirá ver que la reforma avanza. Los okupas habitan una parte de la fábrica, el principal reducto que les queda en Barcelona. Otra de las actuaciones será la prolongación de la calle de la Diputació, que enlazará con la Gran Via y revitalizará la zona próxima a la plaza de Espanya.

A pocos metros de distancia se encuentra el conocido como Triangle de

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Sants, con rincones como la calle de Masnou, donde se ven fincas con puertas y ventanas tapiadas, lo que no impide que en el interior haya pisos habitados. Hostafrancs y sus alrededores no son una excepción. Tal como suele ocurrir en zonas que aguardan la llegada de las excavadoras, las viviendas ruinosas dan cobijo a familias con pocos recursos, ávidas por encontrar un techo a precios más bajos sin reparar en el riesgo de derrumbe.

En distintos puntos del barrio se observan familias de inmigrantes de varias nacionalidades que se agolpan en una misma vivienda como pueden. En un local comercial de la calle de Premià han llegado a vivir hasta 40 personas. Los tendederos colocados en la acera les delatan. Los habitáculos carecen de agua corriente y los inquilinos aprovechan las fuentes públicas para asearse. Viviendas dignas a precios asequibles no es la única carencia de los recién llegados, algunos de ellos dieron caza a los patos del estanque de La España Industrial, se supone que para aplacar el hambre. Con objeto de combatir la evidente merma de palmípedos en el estanque, el Ayuntamiento ha optado por sustituirlos por patos voladores, más difíciles de alcanzar.

Las naves en ruina de la vieja empresa de fundición Hamsa contrastan con los grandes edificios de la calle de Numancia.CARLES RIBAS

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