Entrevista:EL ESTRENO | VERONICA FORQUÉ | ESCENARIOS

"Shakespeare nunca cuenta boberías"

Verónica Forqué (Madrid, 1955) protagoniza en el Arriaga El sueño de una noche de verano, un montaje de la compañía de Miguel Narros que acerca por primera vez a Euskadi la adaptación de Eduardo Mendoza, quien aproxima el clásico de Shakespeare al lenguaje actual. Diecisiete intérpretes participan en una puesta en escena que "mezcla el mundo de la magia, el de los cómicos, el de los artesanos y el de los enamorados".

Pregunta. ¿Cabe la sorpresa viendo un Shakespeare en el siglo XXI?

Respuesta. Al teatro siempre se viene esperando una sorpresa, cada función y ...

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Verónica Forqué (Madrid, 1955) protagoniza en el Arriaga El sueño de una noche de verano, un montaje de la compañía de Miguel Narros que acerca por primera vez a Euskadi la adaptación de Eduardo Mendoza, quien aproxima el clásico de Shakespeare al lenguaje actual. Diecisiete intérpretes participan en una puesta en escena que "mezcla el mundo de la magia, el de los cómicos, el de los artesanos y el de los enamorados".

Pregunta. ¿Cabe la sorpresa viendo un Shakespeare en el siglo XXI?

Respuesta. Al teatro siempre se viene esperando una sorpresa, cada función y cada público son diferentes. Y el montaje de Miguel es muy dinámico, lleno de vida. Le gusta que actores y personajes estén llenos de energía y creo que eso se transmite al público, que normalmente se nos pone de pie. Por algo será.

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P. ¿Cómo es la versión de Mendoza?

R. Muy fácil, está divinamente escrita y cuenta exactamente lo mismo, lo cual me parece importante. No está acortado por 27 sitios, ni ha reescrito cosas; sólo incorpora un monólogo al principio, donde aparece Puck haciendo una pequeña introducción al público.

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P. Su primer Shakespeare. ¿Qué siente?

R. Indudablemente siempre lo miras con más respeto, porque era un gran autor, un hombre muy sabio y nunca cuenta banalidades, cosas superficiales ni boberías. Me encanta su capacidad para hablar de la parte más trágica del ser humano y, al mismo tiempo, de la parte más cómica.

P. ¿Tiene la sensación de estar encasillada en papeles cómicos?

R. Sinceramente, no. Encasillada indica que siempre estás haciendo lo mismo, y yo he hecho de todo. Lo que pasa es que la gente se ríe mucho conmigo; no creo que eso sea tan malo.

P. ¿Qué pasó con su última serie televisiva, La vida de Rita?

R. En este oficio el éxito nunca está asegurado. Hay que aceptarlo, la televisión es muy despiadada, para que funcione tiene que haber cuatro millones de espectadores cada semana, dos es muy poco. Y nos veían sólo dos millones. Pero creo que era una serie muy bonita.

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