OPINIÓN DEL LECTOR

Persona no grata en mi centro escolar

Como padre responsable procuro cuidar de la educación de mis hijas, estar al tanto de sus tareas y no dejarlas al cuidado de la "caja tonta". Asimismo, me interesa conocer cuál es la enseñanza que se les imparte y en qué modo puedo ayudar a mejorar su centro de estudios, además de intentar un concierto entre todas las partes de la comunidad escolar, elemento indispensable para crear una atmósfera sana de estudio. Esto lo recomiendan educadores y profesores, cada año, al comienzo del curso, ¿o quizás no?

Soy padre de una alumna del IES Valle del Azahar, sito en la Estación de Cártama, so...

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Como padre responsable procuro cuidar de la educación de mis hijas, estar al tanto de sus tareas y no dejarlas al cuidado de la "caja tonta". Asimismo, me interesa conocer cuál es la enseñanza que se les imparte y en qué modo puedo ayudar a mejorar su centro de estudios, además de intentar un concierto entre todas las partes de la comunidad escolar, elemento indispensable para crear una atmósfera sana de estudio. Esto lo recomiendan educadores y profesores, cada año, al comienzo del curso, ¿o quizás no?

Soy padre de una alumna del IES Valle del Azahar, sito en la Estación de Cártama, soy vocal de su APA y miembro de su consejo escolar, al menos hasta hace unos meses. El pasado 12 de diciembre esta reunión escolar acordó, en sesión extraordinaria, con la ausencia de alguno de sus representantes, que intuían las razones de dicho encuentro y decidieron ausentarse, declararme persona "non grata" del centro. La amonestación surgió desde un miembro de mi misma APA, José Luis Jiménez, que me hacía dueño de unas declaraciones difamatorias ante el jefe de inspectores de Educación en Málaga, Norberto Ruiz. Según esas acusaciones, declaré que las firmas presentadas en un documento, en el que se defendía la integridad del director del centro, eran falsas; algo totalmente incierto, ya que desconocía la naturaleza de esas firmas, además, por más que se empeñe, yo nunca he puesto en tela de juicio ni la profesionalidad ni la honorabilidad del director de mi centro.

En realidad todo fue una disputa burocrática entre el centro y yo, que desembocó en esta farsa para deshacerse de mí, unos desde la asociación de padres y otros desde el centro. Al final obtuvieron su propósito, aunque para ello tuvieran que acogerse hasta a votos nulos, dentro del consejo, como es el del secretario del mismo. Quiero dejar constancia de que todo vino a raíz de mi pertinaz trabajo a favor de los alumnos y del buen funcionamiento del centro.

Porque yo, como piden las instituciones, como piden los profesores, como pide usted, director de mi centro, don José Villalobos, sólo cumplo, como ustedes, con mi deber. En ese empeño, me ocupé de pedir todos los documentos que me servían para mi función, entre ellos los partes de asistencia de los profesores, como me autoriza la Ley de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo de 1992. Pero cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con la negativa. Éste fue el comienzo de una lucha administrativa y burocrática, en la que, le recuerdo señor Villalobos, siempre encontré el respaldo de los organismos oficiales, entre ellos el del mencionado jefe de inspectores o el de otros estamentos de educación.

Con la indiferencia del corporativismo, la flema de las instituciones, el apoyo de muchos padres y el miedo de otros, ante posibles represalias, yo no se si podré "volver al cole".

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