OPINIÓN DEL LECTOR

Maltrato en la EMT

En relación a la carta La EMT y los partes de accidente publicada en este cuadernillo el domingo 17 de agosto y la réplica Precisiones sobre un accidente publicada el domingo 24 de agosto, quisiera relatar mi experiencia reciente con un conductor de la EMT.

El pasado sábado 16 de agosto, mi cuñada, mi mujer, mi hijo (en ese momento de seis semanas) y yo, nos dirigíamos al parque del Retiro para dar un paseo. Caminamos hasta la ronda de Segovia para tomar el autobús de la línea Circular. Había varias personas en la parada, mi mujer hacía la cola para pedir permiso al chófer...

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En relación a la carta La EMT y los partes de accidente publicada en este cuadernillo el domingo 17 de agosto y la réplica Precisiones sobre un accidente publicada el domingo 24 de agosto, quisiera relatar mi experiencia reciente con un conductor de la EMT.

El pasado sábado 16 de agosto, mi cuñada, mi mujer, mi hijo (en ese momento de seis semanas) y yo, nos dirigíamos al parque del Retiro para dar un paseo. Caminamos hasta la ronda de Segovia para tomar el autobús de la línea Circular. Había varias personas en la parada, mi mujer hacía la cola para pedir permiso al chófer para subir el cochecito y pagar los billetes; mientras, mi cuñada y yo subíamos por la puerta central con el cochecito en el que iba mi hijo. Cuando el cochecito aún no había subido del todo, el conductor cerró las puertas apretándolo. Desesperado comencé a dar golpes en la puerta, con lo que el chófer volvió a abrir las puertas, bajamos el cochecito, cerró las puertas y echó a andar con mi mujer arriba.

Media cuadra más allá ella bajó y esperamos el siguiente autobús. Al subir, expliqué al conductor lo que nos había ocurrido y le solicité la hoja de reclamación, a lo que él me respondió amablemente que debía hacerlo en el autobús en que había ocurrido el incidente. Esta línea tiene su cabecera en la glorieta de Embajadores. Subí al bus 6183 de la línea ya citada que era el que había aprisionado el cochecito de mi hijo con sus puertas y pedí la hoja de reclamación que me fue negada por el chófer, argumentando que yo no era pasajero de ese autobús. Entonces le pedí explicaciones por su actitud y le pregunté si no había visto que subíamos un cochecito de bebé, a lo que el respondió que sí, pero que nadie le había pedido autorización. En ese punto, cuando me quedó claro que había cerrado las puertas intencionalmente, lo insulté, a lo que el chófer respondió con un contundente golpe de puño seguido de amenazas de muerte corriendo detrás de mí. El capítulo terminó con la policía, el Samur y sendas denuncias en la comisaría más cercana.

Me gustaría saber que decía la denuncia que interpuso el chófer, acompañado del inspector de la EMT que incluso hizo bromas en la sala de espera de la comisaría.

Ahora espero un juicio que, sabe Dios cuándo se celebrará y no se cómo quitar a mi familia el miedo a viajar en autobús. Tal vez alguna "precisión" de don Tomás Burgaleta Hernando nos ayude a recuperar la confianza en la EMT.

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