OPINIÓN DEL LECTOR

Alcalá, del ruido a la especulación

A 300 metros del Paraninfo de la Universidad cisneriana, sitio para hablar, donde los silencios dicen tanto o más que las palabras, a 200 metros de la capilla del Cristo de los Doctrinos, lugar para el recogimiento y la meditación religiosa o profana, que ambas caben allí, a 100 metros del casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad. Todos los años por estas fechas agosteñas se instala un extraño pandemonio que las autoridades han titulado "la Feria más larga de la Comunidad de Madrid".

En una superficie minúscula -apenas llega a tres campos de fútbol- se concentra una intensa ...

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A 300 metros del Paraninfo de la Universidad cisneriana, sitio para hablar, donde los silencios dicen tanto o más que las palabras, a 200 metros de la capilla del Cristo de los Doctrinos, lugar para el recogimiento y la meditación religiosa o profana, que ambas caben allí, a 100 metros del casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad. Todos los años por estas fechas agosteñas se instala un extraño pandemonio que las autoridades han titulado "la Feria más larga de la Comunidad de Madrid".

En una superficie minúscula -apenas llega a tres campos de fútbol- se concentra una intensa industria del ocio ocasional y la venta ambulante. Durante 10 noches y sus correspondientes días puedes comprar un bocadillo de entresijos y gallinejas, tomarte en la misma cocina móvil un chocolate con churros o un pollo con legañas (he visto a un encargado de su preparación limpiárselas mientras partía el ave asada para servirla), hacer camaradería política en la caseta de tu partido más afín, volar en extraños artilugios de movimientos convulsos, comprar costo a buen precio y asistir a un largo etcétera de transacciones comerciales de la más diversa catadura.

Pero de lo que más vas a disfrutar si acudes es del ruido, mucho ruido, los equipos de sonido más modernos y estruendosos, uno en cada caseta, uno en cada instalación, cada cual con su música y sus estridencias. Ruido por todas partes, ruido contaminante e insalubre, al que se une el de los vehículos.

Veinte años llevan los sucesivos gobiernos municipales prometiendo un recinto ferial digno para Alcalá de Henares, ciudad de amplia tradición ferial ganadera y agrícola. Pero en nuestra ciudad, como en el resto de la región, mandan los especuladores urbanísticos. Nunca, en ningún plan urbanístico, se ha hecho reserva de suelo suficiente. Además, la feria, seguiría siendo una actividad que estorba y devalúa los terrenos de alrededor, y poderoso caballero es don especulador.

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