Perfil | Pierre Bilger

El precio del honor

"El honor de la patronal", "La jurisprudencia Bilger", "El ejemplo Pierre Bilger" ha escrito la prensa económica francesa después de que Pierre Bilger, máximo responsable de Alstom entre 1998 y marzo de 2003, aceptase reembolsar cuatro millones de euros cobrados en concepto de indemnización por despido. Lo cierto es que Bilger ha tenido que ceder porque el clima ha cambiado. Hoy son muchas las empresas que cierran su ejercicio en números rojos, que ponen en marcha reestructuraciones que siempre se hacen a costa del empleo y, en ese contexto, Bilger no podía hacer lo que Philippe Jaffré hace cu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

"El honor de la patronal", "La jurisprudencia Bilger", "El ejemplo Pierre Bilger" ha escrito la prensa económica francesa después de que Pierre Bilger, máximo responsable de Alstom entre 1998 y marzo de 2003, aceptase reembolsar cuatro millones de euros cobrados en concepto de indemnización por despido. Lo cierto es que Bilger ha tenido que ceder porque el clima ha cambiado. Hoy son muchas las empresas que cierran su ejercicio en números rojos, que ponen en marcha reestructuraciones que siempre se hacen a costa del empleo y, en ese contexto, Bilger no podía hacer lo que Philippe Jaffré hace cuatro años, cuando se llevó a su casa 30 millones después de haber conseguido que el gigante Elf, que él dirigía, pasase a ser una mera filial de Total.

Bilger, católico practicante, alsaciano de Colmar, nacido en 1940, es decir, en plena ocupación alemana, hijo de empresario y licenciado en Ciencias Políticas y por la Escuela Nacional de Administración, es un alto funcionario típico, que intentó una carrera política como técnico al servicio de diversos ministros giscardianos entre 1974 y 1981. Al último al que prestó consejo, como jefe de Gabinete, fue nada menos que Maurice Papon en el Ministerio del Presupuesto (1978-1981). Papon ha sido condenado, 15 años después, por crímenes contra la humanidad cometidos en Burdeos en 1943.

En 1986, con el momentáneo retorno de la derecha al poder, Bilger entra como director general adjunto a lo que luego sería Alstom. Su progresión en el grupo será lenta pero segura. En marzo de 2003, cuando es descabalgado de su puesto de presidente-director general, Alstom es una empresa al borde de la suspensión de pagos, cuya acción ha pasado de valer 31 euros en 1998 a menos de dos en la actualidad.

Ahora, el Estado tiene que inyectar dinero en una empresa privada (300 millones en efectivo, muchos más como avalista) y eso hace aún más intolerable que Bilger "se vaya con los bolsillos llenos y dejando la caja vacía". En el Consejo de Administración de Alstom tenía buenos amigos que aceptaban prestarle siempre más y más en respaldo a su estrategia de inversiones equivocadas: Daniel Bouton o Michel Pébereau, hoy banqueros, y 20 años atrás al servicio del mismo Papon.

De no haber devuelto el dinero, la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional amenazaba con "abrir una investigación por respaldo bancario excesivo". El gesto de Bilger puede que no baste para calmar la ira de los diputados pero le permite presentarse de nuevo como "un hombre de honor". Pésimo empresario y pésimo gestor, pero honorable.

SCIAMMARELLA

Archivado En