Miedo y rabia entre los compañeros de la víctima

Los habitantes de Coín (Málaga), pueblo de Sonia Carabantes, han pasado de la esperanza de recuperarla al miedo de convivir con los responsables de su desaparición en sólo dos días. Rafael y Pedro formaron parte de la pandilla de Sonia hace unos meses porque "salían" con dos de sus "mejores amigas". El lunes por la tarde, horas antes de que fuese hallado el cuerpo de la joven, se mostraban confiados y dispuestos a anotarse en cuantos turnos fuera necesario. La mañana del martes encontraron el cuerpo "de una mujer". Era todo lo que sabían, pero aquella tarde no acudieron al lugar desde donde sa...

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Los habitantes de Coín (Málaga), pueblo de Sonia Carabantes, han pasado de la esperanza de recuperarla al miedo de convivir con los responsables de su desaparición en sólo dos días. Rafael y Pedro formaron parte de la pandilla de Sonia hace unos meses porque "salían" con dos de sus "mejores amigas". El lunes por la tarde, horas antes de que fuese hallado el cuerpo de la joven, se mostraban confiados y dispuestos a anotarse en cuantos turnos fuera necesario. La mañana del martes encontraron el cuerpo "de una mujer". Era todo lo que sabían, pero aquella tarde no acudieron al lugar desde donde salían las patrullas.

Ayer se confirmó que el cuerpo era el de su amiga. El sol y las altas temperaturas hacen que los jóvenes del pueblo estén recluidos casi todo el día. Miriam, de 22 años, reconoce que desde hace una semana la gente sale "solo lo imprescindible". A partir de las 20.00 horas comienzan a salir de sus casas. Se les puede encontrar en la plaza del Ayuntamiento, en algunos bares y en los dos cibercafés del pueblo.

Coín está plagado de medios de comunicación. Allí "casi todo el mundo se conoce", por lo que cuando alguien se acerca a preguntarles contestan casi siempre con mucha prudencia; confiesan que siguen la investigación por televisión o radio, y con frecuencia repiten las informaciones de los periódicos locales.

Estefanía y Sonia chatean en un cibercafé. La primera, de 13 años, dice que en su pandilla hay "mucho miedo" y que sus padres siguen todos sus movimientos. Rocío tiene 14 y, como muchos alumnos del Instituto Licinio de la Fuente, centro en el que estudiaba Sonia, ha recibido una llamada telefónica del director, Manuel Olea, para convocarla a a una charla en septiembre. Desde el día en que se encontró el cuerpo de Sonia, Olea no cesa de repetir a sus alumnos que "la venganza no es la solución" y que no se tomen "la justicia por su mano".

Ambas consideran que durante estos días ha habido "mucho movimiento" en las casas del círculo de amigos de Sonia. La Guardia Civil ha visitado sus domicilios en varias ocasiones, según ellas. Al lado de ellas están José Carlos y Rafael, de 15 años. Para ellos, los "más alarmistas" están siendo los "mayores del pueblo". "Esto no terminará hasta que se sepa quién ha sido", aseguran.

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