El fallo de una válvula obliga a parar un reactor de Almaraz

Detectados errores en los sistemas de comunicación de la central

Rafa Höhr

Un desajuste en la válvula de alivio de vapor de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) causó el pasado domingo por la tarde la parada automática de uno de sus dos reactores. Esta válvula dejaba escapar aire, y como respuesta al fallo se cerró la válvula de aislamiento. La subida de presión en el generador detuvo el reactor, pero se ha descubierto un "error de comunicación en el sistema de protección" que tendrá que repararse.

El funcionamiento de los sistemas de seguridad de la nuclear cacereña ha sido "correcto", según el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), y por eso el reactor de la...

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Un desajuste en la válvula de alivio de vapor de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) causó el pasado domingo por la tarde la parada automática de uno de sus dos reactores. Esta válvula dejaba escapar aire, y como respuesta al fallo se cerró la válvula de aislamiento. La subida de presión en el generador detuvo el reactor, pero se ha descubierto un "error de comunicación en el sistema de protección" que tendrá que repararse.

El funcionamiento de los sistemas de seguridad de la nuclear cacereña ha sido "correcto", según el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), y por eso el reactor de la Unidad II se paró al detectar el error. Un fallo que los técnicos han localizado con precisión en el asiento de la válvula de alivio de vapor (de venteo) que ya se ha reparado, según el CSN.

El defecto en la válvula dejaba salir el aire. El sistema lo detectó y emitió la alerta: "muy bajo nivel" de presión. Esto provocó el cierre automático de la válvula de aislamiento y fue entonces cuando se generó un aumento de presión en el generador de vapor cuyos sistemas de protección hicieron parar el reactor. Volverá a funcionar "cuando los técnicos solucionen los fallos encontrados", explicaron en el CSN.

Una vez reparados, la central podrá engancharse de nuevo a la red en cuestión de horas, cuando alcance unos 600 megavatios. La velocidad es de 45 megavatios por hora.

La Unidad II, que genera 960 megavatios de potencia, se paró a las cinco y veinte de la tarde del domingo porque los sistemas de protección del reactor detectaron el aumento de presión. Hasta ahí todo bien. Pero el primer mensaje, el que llegó a la sala de control cuando falló la válvula y activó el cierre de la otra, no era correcto. Decía que había "muy bajo nivel" de presión cuando en realidad era sólo "bajo nivel". Y una vez reparada la válvula, los técnicos han comprobado que el mensaje de alerta no varía. Por consiguiente algo no funciona en el equipo que transmite las señales desde los medidores de presión hasta el panel de control.

Otros percances

Este año Almaraz ha tenido varios percances. A principios de mayo se estropeó uno de los generadores de gasóleo con los que cuenta la central para suplir la energía eléctrica en caso de apagón. Mientras lo reparaban en Francia, la planta cacereña lo sustituyó por seis generadores diésel portátiles y pidió un permiso especial al Consejo de Seguridad Nuclear para seguir funcionando. Pero la solución propuesta por la central dividió el voto de los consejeros. Unos consideraron garantizada provisionalmente la seguridad y votaron a favor de su funcionamiento. Otros entendieron que la seguridad no era total y votaron en contra o se abstuvieron. Ganaron los primeros y la central arrancó.

A los ecologistas tampoco les gustó que Almaraz obtuviera su permiso para funcionar en esas condiciones. De hecho, la semana pasada, Greenpeace y la asociación ecologista extremeña Adenex recurrieron ante el propio Consejo de Seguridad Nuclear esta decisión, para que no siente precedente y otras centrales hagan lo propio en situaciones similares. Si el Consejo no atiende la reclamación llevarán el caso al contencioso-administrativo.

Cuando a principios de julio llegó el generador de Francia y fueron a probarlo un cortocircuito causó otra parada del reactor. Aquello puso en evidencia algunos de los argumentos esgrimidos por la presidenta del Consejo para autorizar el funcionamiento de Almaraz con los generadores portátiles. María Teresa Estevan Bolea explicó entonces que el suministro eléctrico exterior de Almaraz era "enormemente seguro", de tal forma que era prácticamente imposible tener que recurrir al generador, portátil o no, en caso de accidente. No fue así. Una bajada de tensión en la barra de salvaguardias hizo necesario el generador.

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