Reportaje:

Cuentos chinos

La presentación del Madrid, que debuta hoy en Pekín, marca el momento cumbre de un periplo atribulado y un programa imposible

La llegada de Florentino Pérez ayer a Pekín para unirse a la expedición del Madrid en China marcó el punto cumbre de un viaje con tanto fútbol como maniobras de estrategia comercial. El máximo mandatario madridista, presidente de la constructora ACS, se bajó de un Audi rojo frente al hotel Beijing y levantó el brazo para saludar a la multitud, que lo aclamó como a un líder de la nueva doctrina. Pérez subió a su habitación sin más preámbulos, a la espera del partido de hoy, cuando el equipo se presente en el Estadio de los Trabajadores con el pretexto de jugar un amistoso con el Equipo del Drag...

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La llegada de Florentino Pérez ayer a Pekín para unirse a la expedición del Madrid en China marcó el punto cumbre de un viaje con tanto fútbol como maniobras de estrategia comercial. El máximo mandatario madridista, presidente de la constructora ACS, se bajó de un Audi rojo frente al hotel Beijing y levantó el brazo para saludar a la multitud, que lo aclamó como a un líder de la nueva doctrina. Pérez subió a su habitación sin más preámbulos, a la espera del partido de hoy, cuando el equipo se presente en el Estadio de los Trabajadores con el pretexto de jugar un amistoso con el Equipo del Dragón.

El Madrid disputa su primer encuentro de la pretemporada después de un periplo chino en el que se han sucedido los equívocos. El stage ha sido excesivamente breve como para garantizar una preparación completa, y, en el aspecto logístico, el clima de confusión ha sido reconocido por los capitanes. Ayer, uno de ellos se manifestó perplejo ante la falta de organización que precedía los protocolos del viaje. "No sé quién dice la verdad", dijo, para justificar la decisión de los jugadores de no acudir a la Ciudad Prohibida de Pekín, en visita oficial. Los empujones de la policía china al propio Beckham durante el desembarco y la agresividad con que se emplearon las fuerzas del orden con la prensa y los aficionados no ayudaron a calmar a los jugadores, que confesaron que nunca habían estampado más firmas. Durante la estancia en Kunming, dicen, los empleados del hotel convertían sus comidas en un largo proceso de firma de autógrafos que hacía de la deglución una tarea complejísima.

"Alguien debe haber firmado compromisos que los jugadores no podemos cumplir"
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"Alguien debe haber firmado compromisos que los jugadores no podemos cumplir", comentó la semana pasada un miembro de la plantilla, que advirtió situaciones extrañas en la organización. Dividida en dos ramas, la empresa china Geat Gate y la empresa gestora de los derechos del Madrid en Asia, ASD, lo que se llama "organización" no tardó en dar síntomas de esquizofrenia corporativa. Miembros de ASD llegaron incluso a recordar el pasado carcelario de uno de sus colegas chinos, para restarle crédito. Lo cierto es que desde la llegada del Madrid a Asia los chinos pidieron que los futbolistas cumplieran con una agenda promocional que ASD rechazó haber firmado. La lista reclamada es tan peculiar como imposible de respetar sin perjudicar el trabajo mínimo exigible a un equipo de fútbol. Las televisiones locales de Pekín y Kunming esperaron sin respuesta la comparecencia de Zidane, Beckham, Figo, Raúl, Ronaldo y Roberto Carlos para participar juntos en programas de hasta seis horas de duración con promoción de marcas incluida. En Pekín, los organizadores locales reclamaron el cumplimiento de un recorrido de apoyo al turismo, presuntamente pactado, que incluía visitas a la Gran Muralla, el Palacio del alcalde, y la Ciudad Prohibida, entre otras actividades que, de haberse realizado, habrían hecho imposible la disputa del amistoso de hoy. Y en Kunming se pretendió que los jugadores viajaran a una montaña en las estribaciones del Himalaya para una sesión fotográfica de promoción de una marca de tabaco. Ante la imposibilidad de consumar este plan, la tabacalera montó un escenario fotográfico de picos nevados en el propio hotel. Levantó una tienda de montaña y llevó a la plantilla a posar, con las principales estrellas embutidas en monos de montañismo, con casco y piolet para escalar en hielo. Ronaldo se negó a ponerse el plumífero.

La Ciudad Prohibida, sede de los viejos palacios imperiales, se emplaza junto a la plaza de Tinanmeng, a sólo cien metros del Hotel Beijing, donde se aloja el equipo bajo la vigilia permanente de cientos de fanáticos locales del fútbol y de la moda. Sólo hay que andar cinco minutos para moverse de un sitio al otro, y la visita se suspendió por decisión de los jugadores. Los consultados dijeron que estaban hartos de recibir mensajes contradictorios desde la organización española y de la china. Sólo al final, tras la mediación del presidente Pérez, la plantilla aceptó acudir, pero simplemente hasta la puerta.

"Firmado no había nada", dijo ayer Valdano, que acompañó a Florentino Pérez a Pekín. "Sencillamente estaba dentro del programa, pero ante la expectativa que provocan no es posible tener ese privilegio. Son espacios muy amplios donde el control se hace imposible, y nos vemos en la obligación de priorizar la seguridad", explicó el director general deportivo. Sin embargo, algún representante de la organización china, que se paseaba con cara de póker por el hotel de Kunming hace una semana, insinuaba sentirse estafado y lanzaba amenazas veladas: "El Madrid no tiene poder en Pekín. La empresa ASD tiene una oficina con dos empleados. ¿Alguien se ha dado cuenta de lo que significa cerrar la Ciudad Prohibida para el Madrid? ASD no podrá cumplir porque no están contando con los chinos".

La amenaza se concretó el jueves, día que el equipo viajó a Pekín. Cuando el avión despegó de Kunming las autoridades chinas anunciaron la negativa a la entrada de la prensa española al recinto y comenzaron a poner obstáculos al equipo. Ayer Valdano apuntó una conclusión sorprendente: "Es ahora cuando empiezan las dificultades grandes, con partidos en ciudades grandes y difícil acceso a los campos de entrenamiento. Esperamos que la organización esté a la altura, pero no tengo motivos de queja. Si los jugadores no pueden salir del hotel no es menos triste que cuando vamos a Sevilla".

Un policía reduce a una fan china que quería la firma de Raúl.AP

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